El sector conservero cambadés ha sufrido varios mazazos en los últimos tiempos como ha sido el cierre de Conservas y Elaborados Guau. La crisis y otras cuestiones se han cobrado la actividad de esta firma mientras que otras intentan capear el temporal del mejor modo posible, como es el caso de Real Conservera Española. Esta crece en el extranjero y ha encontrado alternativas para capear los malos tiempos, transformando pescados y mariscos entregados por un cliente y bajo contrato, lo que se conoce como sistema de producción Maquila, sin perder su premisa de producir con calidad. También ha cambiado de gerencia, por “desavenencias en la gestión” de la factoría con el anterior gerente, José Antonio Peña, tomando el control otros socios (en total son seis).
Trabajan en Maquila, es decir, transforman la materia prima que entregan los clientes
Con todo se mantiene el nexo con la tradición conservera de la familia Peña que data de principios del siglo XX, pues el único accionista gallego es nieto del fundador. Se trata de Íñigo Silva Peña que ayer explicaba que cuentan con una dirección “profesional” y con experiencia en el sector, con miembros como Carlos Sanuy, que estuvo vinculado a otras empresas del ramo; además del asesoramiento de uno de los hijos del mítico empresario, que llegó a tener factorías en Chapela, Portonovo y Vilaxoán, siendo de las más potentes de Galicia en los 70.
Silva explicó que Real Conservera nació con la filosofía de convertirse en líder en las conservas de alta gama. Sin embargo, el proyecto nació con anterioridad a la crisis económica y tienen que adaptarse a las nuevas circunstancias aunque no renuncian a esa premisa inicial. “Buscamos líneas de negocio usos alternativos para mantener los puestos de trabajo y la fábrica –es una de las más modernas ahora mismo–. Hoy en día no vendes una lata de berberechos a 40 euros”. De hecho, están siguiendo el sistema Maquila que podría resumirse en que “fabricas para el que quiera producir con tus costes” y donde el cliente elige y aporta la materia prima. Su objetivo es “mantener el gasto sin que repercuta en el producto final”.
Silva dice que se trata de un proyecto “ilusionante” que está funcionando bien y “cuenta con los socios adecuados para seguir generando empleo y poner nuestro granito de arena para salir de la crisis”. De hecho, sus conservas tienen “buena aceptación en el extranjero, donde estamos creciendo, y aunque en España cuesta más por la crisis la tendencia también es ascendente, no perdemos mercado”. Ayer trabajaban a pleno rendimiento, para conseguir un pedido de lomos de bonito en cristal. “Somos 24 fijos pero en momentos de más trabajo, con dos turnos, podemos duplicar la cifra”.