Las conclusiones del silencio

 LA cibercaballería de la xente do común cargó a degüello a principios de semana contra el meteorólogo que anunció que uno de los efectos de la superluna sería que la marea estuviese mucho más baja de lo normal, “superbaja”, afirmó haciendo un juego de palabras. Tuvo que ser uno de los mercenarios más renombrados quien frenase a los ciberjinetes, advirtiéndoles de que no se refería a la Marea, nasía pa’ganá, sino a la del mar, pero el esfuerzo ya estaba hecho y los caballos se habían agotado y aún no deben de haber recuperado el resuello, pues no han escrito ni una línea sobre el anuncio de la socialista Mar Barcón de que convocarán la comisión de Justicia Social para que el Gobierno municipal dé explicaciones sobre su “fracaso estrepitoso” en la gestión de la renta social, la medida estrella de su programa electoral. También puede ser que el mutismo se deba a que la pseudopeletera Silvia Cameán, madre y señora del “instrumento para medrar”, no esté considerada una plaza que haya que defender –¡vaya lío puede haber en el submundo si es así!– o que hasta la cibercaballería crea que ha habido un fracaso estrepitoso. Es lo que tiene el silencio, que da pie a muchas interpretaciones.  

Las conclusiones del silencio

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