Está asustada. Es la sensación que me da la directora de una sucursal de NGB cuando le muestro una carta de esa entidad que le fue enviada a un afectado por las preferentes donde, para rizar más el rizo, “se le anima” a realizar un depósito de 30.000 euros dentro de la “Campaña cheque”, iniciada en abril por NGB, en la que se compromete a abonar por adelantado los intereses de esa inversión a 25 meses. En ese documento que llegó a mis manos, se le explican al “afortunado” detalles sobre el nuevo producto que NGB propone para recuperar clientela “asumiendo el compromiso de ser claros, transparentes y solventes” dice tal escrito, que encabeza el logotipo de Novagalicia Banco y a cuyo final figura una firma y el nombre de la directora de esa sucursal, lo que, en principio, hace suponer que es ella quien pone su rúbrica, pero lo niega rotundamente, mostrándome incluso su firma verdadera, que tiene registrada. Una mujer afable y comprensiva, pero impactada por tanta indignación.    
Esto es como una guerra que no tiene fin. Otra barbarie de una entidad que tiró por los suelos su credibilidad y donde lo curioso de este asunto es que el cliente, la supuesta víctima de este nuevo invento, tiene esa cantidad atrapada en preferentes. Acaba de cobrar una parte y le queda el grueso de su inversión que la sabiduría del abogado Pablo Arangüena intentará recuperar.
Me quedo con la reflexión de esta joven directora que, insiste, “somos los que damos la cara y quienes padecemos la ira de todas las personas afectadas. Esto nos supera”. Como se aprecia, cada cual tiene sus miedos y toma las medidas que se los aplaquen. Igual que los del hijo de este afectado por las preferentes, con una discapacidad cerebral de un 75%, que envió una carta a esa oficina y que fue remitida a la cúpula. Este joven habla en su escrito, redactado en gallego, de los graves problemas que le obligan a depender de sus padres, haciendo hincapié en que “ellos son los que deciden por mí. Son mis pies, mis manos y mi cerebro”. Ese dinero invertido estaba (y está) destinado para él. Para que cuando sus progenitores falten, y ayudado de su pequeña paga y lo invertido en esas malditas preferentes, pueda pagar una residencia. “Pero con ese robo, no sé qué será de mí”. NGB tiene la palabra.