EL DÍA DE LOS INOCENTES

Hay tradiciones que no soportan el paso del tiempo y terminan por morir sin que nadie sepa muy bien las razonas de su extinción. Una de ellas es la de las bromas incluidas en la edición de tal día como hoy de los periódicos, 28 de diciembre, el de los Santos Inocentes.

Habitualmente la gente se asomaba a los diarios tal día como hoy de hace unos años con cierta cautela y terminaban por no creerse buena parte de lo que aparecía publicado. La tradición estaba tan arraigada que hasta la Constitución se retrasó un día, ya que fue sancionada por el Rey Juan Carlos I el 27 de diciembre y publicada en el Boletín Oficial del Estado el 29, para evitar el choteo generalizado que hubiera supuesto que la Carta Magna pasara a la historia publicada el día de los Inocentes, por mucho que el BOE impusiera respeto ya de por sí.

Sin embargo, hoy ya no habría ese miedo. Lejos de ello, son muchos los que no comprenderían un retraso injustificado en la entrada en vigor del texto legal, como tampoco entienden que desde los periódicos se asegure que los percebes están a cincuenta céntimos o que el Ayuntamiento de A Coruña pretende alicatar Riazor con azuelejos en tono malva. Tal vez ya no sea precisa la transgresión de mentir para dar, por curioso que resulte, veracidad al resto de informaciones. O, a lo peor, es que a diario ya se ofrece un buen número de anécdotas elevadas a la condición de noticia. Es el precio que hay que pagar por tener como líderes de opinión a Belén Esteban o a Kiko Rivera, por haber dejado que internet la controle una caterva de niñatos, a cada cual más simpáticos, capaces de convertir cualquier necedad en trending topic y hasta por hacer de Gran Hermano o Gandía Shore éxitos masivos de audiencia.

No es cuestión de mediocridad, se trata de que triunfa lo extraño, lo raro, lo atípico. La mejor muestra de ello es que si uno compara las noticias más leídas en la página web de un periódico con las que fueron elegidas para confeccionar su portada, muy pocas veces coinciden. Lo normal es que ni una sola de entre las cinco primeras más votadas de la edición digital ocupe un espacio destacado en la de papel. Ahora que dicen que la prensa está en crisis, tal vez el secreto del éxito radique en ser capaz de dar cabida a todas las estupideces que acontecen en el mundo y un día al año, por ejemplo el de los Inocentes, hacer un periódico de verdad. Es posible que así se salven las empresas aunque con ello se acabe con cualquier atisbo de inteligencia en la humanidad.

EL DÍA DE LOS INOCENTES

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