Cuentos de la buena pipa

Los hay en todos los países e idiomas. Se trata de relatos repetitivos que nunca se acaban y ni cuentan nada ni tienen desenlace, solución, fin… Por ejemplo, los relatos de Rajoy, las explicaciones de Cospedal y –como el cumio de todos ellos– el contrato de Groucho que definía la parte contratante de cada una de las partes…. Tampoco está mal el largo relato de Bárcenas o las prédicas de Feijóo en sus bolos por las televisiones madrileñas.

Y es que nuestro presidente, tiene que pasar Piedrafita para encontrar el cariño que aquí no le sobra… y, además, en las cadenas que frecuenta jamás le preguntarán por Crespo ni polemizarán con él sobre el asunto de los astilleros, las comisiones de investigación, su participación activa en el matrimonio entre las dos cajas, etc…

Aquí, en el Parlamento, cuando le preguntas por Burela te contesta con un “y tú más”. A las miserias que padecemos contrapone lo que sucede fuera.

Pero sus cuentos no pueden esconder sus cuentas: ahora toca suprimir la subvención a los comedores escolares y lo disfraza de un avance solidario. Y después del céntimo de la gasolina, para enjugar los gastos sanitarios, colocó el copago, por el bien de los enfermos que se estaban “drogando” con tanta medicina.

Se metió a redentor en el asunto de las cajas y ahí están las consecuencias... ahora echa balones fuera en el asunto de los astilleros o el viejo problema de Ferrolterra… y se encoge de hombros cuando le hablan de Pescanova, una de las empresas que más dinero recibió de la Xunta del PP, como lo fue en su día Fenosa ¿recuerdan el plan Mega? Y aquí se nos apagan todas las luces mientras unos recogen beneficios y otros trasladan sus negocios a lugares más “calientes”.

Y entre tanto barullo nos dicen que en Marte hubo vida y ya hay quien prepara la maleta para emigrar y escapar, de alguna manera, de los ciento setenta y un casos de corrupción que nos rodean mientras la austeridad hace estragos en las economías de la Europa menos rica y los poderosos ven aumentar sus “bonus”, sus ganancias… su capital. Y se multiplican las dudas que alguien bautizó como “eurodesencanto”.

De ahí la revolución, que prende en la calle y en toda Europa, contra la austeridad que mata y que condena a la miseria a los ciudadanos.

Y aquí siguen contando el cuento de la buena pipa.

Cuentos de la buena pipa

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