La primera mitad del último concierto de la Orquesta Sinfónica de Galicia, a dos de cerrar esta temporada, provino del cuadrante norte del mapa europeo: “Sinfonía nº 7 en Do M Op. 105” de Jean Sibelius y “Angel of Dusk. Concierto para contrabajo y orquesta” de Einojuhani Rautavaara, aquí en el papel solista Risto Vuolanne, contrabajista de la OSG. Todo ello dirigido por la experimentada batuta de Hannu Lintu, director de la Orquesta Sinfónica de la Radio de Finlandia.
En la segunda parte, la “Sinfonía nº 7 en La M Op. 92” de Ludwig Van Beethoven sirvió de colofón a una velada interesante.
A lo largo de la Sinfonía de Sibelius y gracias al buen hacer de nuestra Orquesta, comprobamos la austeridad tímbrica y armónica que el autor impele a sus partituras.
Lejos de buscar vanguardias ni armonías rutilantes, establece la sencillez como eje fundamental de su producción, así, el primer motivo de la sinfonía –basado en un pequeño diseño diatónico con carácter cadencial–, va poco a poco cobrando intensidad hasta llegar al momento cumbre, donde este diseño cobra cuerpo creando una fuerte carga de emotividad, no siendo nada más que un juego entre grados con una escueta y decidida línea melódica como elemento conductor, todo entre Sol y Do. No podemos por menos que mostrar la emoción que nos ha causado esta magníficamente interpretada partitura.
El concierto de Rautavaara tampoco pasó inadvertido ya que la versión de Risto Vuolanne estuvo a una gran altura. Técnica precisa, bonito y bien controlado vibrato, etc, aunque lo más sorprendente fue su “evocación” de la partitura, consiguiendo transportarnos justo al centro de la obra.
Su grado de abstracción fue perfecto para los requerimientos de una obra contemporánea en la que el control sobre el estado anímico forma parte del papel.
Y por fin Beethoven. En general bien contado, aunque las velocidades –tan de moda por los últimos historicistas– han estado muy por encima de lo que la partitura necesita, especialmente primer y tercer movimientos, revelándose ritmo y metrónomo por encima de todo lo demás, en mayor medida en el Allegro.