Casado se ha pasado de frenada. Los desastrosos resultados obtenidos en las pasadas elecciones generales han actuado como una espoleta, y el líder del PP (al menos a la hora de escribir estas líneas lo era), ha saltado como un resorte. De abrazar a Vox como los hijos pródigos, con ganas de que vuelvan a la casa común de la derecha, a tacharlos de ultraderecha antieuropeista. Y cuesta trabajo discernir si esta conversión, tal cual la de Pablo, se produjo cuando esa luz llamada Feijóo lo tiró del caballo. El líder del PPdeG no está para coñas y ante lo que podría ser una debacle aún mayor en las elecciones locales, ha decidido romper su silencio. Desde luego, no se le puede acusar de deslealtad. Adelantó su vuelta de Estados Unidos para salir en la foto de Colón y hasta se mordió la lengua ante despropósitos como cuestionar la lucha contra la violencia machista. Pero lo que no está dispuesto a consentir es que no se asuman los errores propios, por ello, ante los intentos del entorno de Casado de atribuir la derrota a Rajoy lo tiene muy claro: “Sacó el doble de escaños que el equipo actual".