EL CRISTO DE LEIRO

Procede comenzar esta columna con una referencia al Cristo existente en el altar de la Buena Muerte del santuario de San Benito, obra de Francisco Leiro Vázquez, abuelo de Francisco “Cuco” Leiro Lois, autor de la imagen que, en concepto de cesión temporal luce desde hace unos días en el altar mayor de las ruinas de Santa Mariña, otrora iglesia parroquial. La talla del abuelo, a quien recuerdo dándole remate sobre dos caballetes en el propio templo, me parece una bellísima y patética representación de un hombre sometido primero a tortura y luego a una muerte cruel, impropia de un ser humano, pero Jesús además de humano era divino y ya había anunciado lo que le esperaba. El Cristo realizado por Leiro nieto no causa sorpresa porque posee las características propias del autor, pues hace figuras enormes un poco en línea con su propia fisonomía. No quiero decir que sea enorme físicamente, que lo es, es un joven grandote (para mí siempre será un joven con su amplia sonrisa y su expresión jovial y desenfadada), y todo lo ve grandote como el “Nadador”, o el “Sireno”, el “Baco” cambadés y mil más, hoy expandidas por todo el mundo, así pues, no sorprende esta imagen de más de dos metros y casí desprendiéndose de los brazos, con la cruz en forma de “T” franciscana que se conoce como cruz de San Antonio, por lo que no nos parece extraña esa afinidad por llevar ambos el nombre del “poverello”, igual que Francisco Asorey; casi nada estos tres Franciscos cambadeses. Y, ¿a qué no saben mis queridas lectoras y mis pocos lectores a qué viene todo este “rollo” anterior ?, pues muy sencillo: Como ya contamos con una obra, preciosa, del abuelo, podríamos contar también con otra obra, impresionante, del nieto, con lo que se vería gozosamente incrementado el patrimonio cultural cambadés, algo que a nadie puede parecerle mal (o sí, porque hay gente para todo), pero no cabe duda de que está justificada la adquisición de este Cristo en sustitución del anterior que por su acusado deterioro más bien parece que no valga la pena o no sea posible su restauración. La nueva imagen estaría también en un edificio de uso público y de enorme atractivo para los miles de visitantes que por Cambados pasan durante el año. Por otra parte, el costo aunque sea elevado, como corresponde a una obra de arte, no creemos que sea prohibitivo. No olvidemos que no hay grandes inversiones municipales a la vista, y esta sería una buena inversión.
 

EL CRISTO DE LEIRO

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