Lidia Senra, capitana durante muchos años de los labregos e gandeiros nacionalistas de la nazón de Breogán, se cansó de pisar la lama do país y la cambió por el adoquinado de Bruselas, donde ejerce como eurodiputada. Entre que la capital belga es la ciudad más aburrida del mundo desde que se retiraron los Tercios y que los miembros del Parlamento comunitario tienen mucho tiempo libre, a ella se le ocurrió darle vueltas a la cabeciña, pero no como la niña del exorcista, sino a lo de dentro y ¡vaya por Dios!, se le vinieron a la mente unas ideas arrepiantes. Resulta que pone en duda la seguridad de las vacunas... Tanto sus compañeiros de Anova como los de En Marea renegaron de semejante disparate y reafirmaron que las vacunas son una parte esencial de las políticas sanitarias preventivas. Pero ella sigue turra que turra y ahora que la Xunta está decidida a imponer la obligación de que los cativos estén vacunados para admitirlos en las guarderías, afirma que no se debería obligar sino convencer. A ver quién la convence a ella para que se vaya una temporadita a casa a recapacitar.