Los acusados por el alijo de 1,7 toneladas del Titán III se enfrentan a una petición de penas de entre 13 y 10 años

Los acusados por el alijo de 1,7 toneladas del Titán III se enfrentan a una petición de penas de entre 13 y 10 años
Un agente custodiando el Titán III a su llegada a Canarias | efe

La Audiencia de Pontevedra acogerá desde el lunes la causa contra 21 personas por el alijo de 1.700 kilos de cocaína del Titán III. En el banquillo estarán sentados tres arousanos: El histórico Jacinto Santos, otro vilanovés y un vecino de Boiro al que se atribuye un papel de liderazgo en la banda internacional, siendo, según los investigadores, la mano derecha del capo brasileño Sergio Roberto de Carvalho, que actuaba con el seudónimo de Paul Wouther, bajo el cual llegó a declarar. Para ellos, reclama el Ministerio Público penas de cárcel que van desde los diez a los trece años y medio y multas que suman 2.000 millones de euros.


El escrito del fiscal muestra una red internacional, con lazos desde Colombia a Marruecos pasando por la península, donde los puntos de encuentro iban desde Puerto Banús (Marbella) al tanatorio de Catoira o a un bar de Boiro, propiedad de uno de los principales investigados. La trama, que acabó frustrada, se fraguó, según el escrito del fiscal, de forma ordenada y sin demasiada precipitación, entre enero de 2017 y agosto de 2018.


La presunta red pasó meses preparando el alijo, con vocación de futuro, repartiéndose los papeles, buscando los medios de transporte necesarios, entre los que figuran varias embarcaciones y una furgoneta, y manteniendo diversas conversaciones en las que sus miembros ponían sumo cuidado para evitar que posibles escuchas los descubriesen, aunque en el escrito del Ministerio Fiscal también aparece alguna que otra frase poco prudente.


Fue en enero de 2017 cuando los tres arousanos iniciaron los contactos para tratar de introducir cocaína en las Rías Baixas. El día 27 de ese mismo mes se reunieron en Vilaboa para hacerse con un remolcador. El fiscal considera probado que la red mantuvo contactos con el clan de los Charlines para esta operación, pero finalmente su colaboración se frustró. De hecho, se constatan en el escrito de acusación diversas reuniones con el patriarca, al que en diversas conversaciones telefónicas se refieren como “el abuelo”, y con uno de sus hijos.


En cualquier caso, la conocida familia quedó fuera de la instrucción al poco de producirse las detenciones. El fiscal relata en su escrito diversas reuniones de la banda en un conocido centro comercial de Puerto Banús, donde Carvalho mantenía una vida a todo gas, con varias viviendas de lujo, bajo el nombre de Paul Wouther. A finales del año pasado, se notificó su muerte por coronavirus, pero hay fuertes sospechas que lo sitúan en Dubai.


Abordaje en alta mar

Fue en diciembre de 2017 cuando la banda, según el Ministerio Público, pudo asegurarse el Titán III, un barco con bandera de Panamá en el que transportarían la droga por el Atlántico y con destino a Arousa. En abril de 2018, según considera probado el fiscal, la red centró sus esfuerzos en justificar documentalmente el fletamento. El 1 de agosto, en el Tanatorio de Catoira se ultimaron los detalles de la operación por mar. No valió de mucho tanta preparación. En la madrugada del 7 de agosto la Policía Nacional realiza el abordaje del Titán III a 500 millas de Canarias. Así se frustró la entrega de 1.713 kilos de cocaína con una pureza del 84,80 por ciento y un valor en el mercado negro de 59,2 millones. Un día después caía la lancha auxiliar. El trabajo conjunto de las fuerzas de seguridad (Ertzaintza y Guardia Civil, bajo la dirección de Vigilancia Aduanera, seguían la pista al Titán desde 2016) permitió desarticular una importante red internacional. Al banquillo vuelve Santos Viñas, que desde la Nécora transita por los juzgados y en cuyo historial consta el alijo más grande jamás incautado: Las 36 toneladas del Volga I.

Los acusados por el alijo de 1,7 toneladas del Titán III se enfrentan a una petición de penas de entre 13 y 10 años

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