Medio centenar de vecinos de Vilanova se concentraron ayer delante del Concello para mostrar su apoyo a Miguel Fernández, el antiguo sacristán de la parroquia de San Cipriano que la pasada semana fue detenido como presunto autor de un delito de apropiación indebida de objetos de la Iglesia parroquial de Vilanova.

El sacristán está siendo investigado por el juzgado de instrucción número 1 de Vilagarcía como supuesto autor de este delito tras una denunicia interpuesta en el mes de marzo por el actual párroco titular, Manuel Folgar, al constatar la falta de diversos objetos. La Guardia Civil realizó el pasado miércoles registros en dos viviendas de su propiedad localizando varios objetos sagrados como cálices de oro, vestimentas de santos, una sotana de cura, así como dinero de los cepillos de la iglesia.

Los más de 50 vecinos que confían en la inocencia del sacristán se concentraron de manera espontánea en la plaza del Concello y posteriormente se trasladaron al bar que regenta actualmente en la plaza de abastos al grito de “Miguel, amigo, estamos contigo”.

El propio Miguel, visiblemente emocionado, quiso salir a agradecer el apoyo de sus vecinos y decirles que “nada es verdad”.

Mientras no se demuestre lo contrario, dicen, los vecinos confían en el sacristán. Para ellos, en el tiempo en el que se encargaba de la iglesia “hacía todo bien, vivía por y para la iglesia. Se encargaba de todo, organizaba las procesiones, tenía todas las misas apuntadas, la iglesia estaba limpia, había velas y cerillas y siempre tocaba la campana de difuntos a primera hora”.

Miguel Fernández dejó de atender la iglesia parroquial de San Cipriano de Vilanova cuando falleció el cura Antonio Sineiro el pasado mes de agosto.