La Unidad de Buceo de Ferrol de La Armada Española, con una lancha semirrígida, regresó en la mañana de ayer al litoral ribeirense para desarrollar labores de inspección relacionadas con restos de pecios que pueda haber hundidos en la zona. Como ya sucedió el pasado 15 de abril en que lograron reflotar dos cañones de bronce de finales del siglo XVI de la zona de mar situada frente al lugar de Teira, gracias a que los mariscadores que los habían encontrado los dejaron bien señalizados, en esta ocasión también contaron con la colaboración de la tripulación de la embarcación “Punta Falcoeiro”, perteneciente a la unidad operativa de Ribeira del Servizo de Gardacostas de Galicia, así como personal del Servizo de Arqueoloxía de la Xunta de Galicia.
Después de reunirse a primera hora en el puerto de Aguiño, prepararon todo lo necesario para realizar el trabajo encomendado y, seguidamente, se dirigieron hacia la zona costera situada entre Couso y Corrubedo. Allí, los buzos estuvieron realizando un buen número de inmersiones durante algo más de un par de horas, hasta que dieron por rematada la vigilancia. A diferencia de lo sucedido hace algo más de un mes, los buzos no encontraron ni localizaron restos de interés de los numerosos pecios que acabaron hundidos en el litoral ribeirense.
Según pudo saber este periódico, no se descarta que la referida unidad ferrolana de buceo de La Armada Española regrese más adelante a continuar el desarrollo de labores que redunden en la protección del patrimonio histórico del que forman parte ese tipo de restos de artillería, entre otros. De esa manera se trata de evitar que se repitan expolios como el que presuntamente se registró en la noche previa a que fueran reflotados y remolcados hasta el muelle de Corrubedo dos de los tres cañones localizados por un par de mariscadores. Afortunadamente, el equipo territorial de Policía Judicial de la Guardia Civil de Noia y la sección de Patrimonio Histórico de la Unidad Central Operativa (UCO) permitieron recuperar una culebrina en una operación en la que fueron investigados cinco hombres y dos mujeres, atribuyéndole a los siete delitos contra el patrimonio histórico.