Una empresa rentable y con futuro es lo que representa Conservas Cuca para sindicatos y trabajadores, así como para una buena parte de la sociedad vilagarciana. Y los datos económicos parecen no contradecir esta versión ya que en plena crisis económica las ganancias que la firma obtuvo durante el año pasado rondaron el treinta por ciento, según datos ofrecidos desde fuentes cercanas al comité de empresa.

Fue precisamente en ese año cuando el grupo Garavilla se hizo con una nave entonces en manos de una empresa familiar, Pita, y desde el primer momento se hizo hincapié en la tecnología puntera de una empresa que llegó a acoger a 300 trabajadores.

Sindicatos y operarias defienden la rentabilidad de una fábrica que, si nadie lo remedia, cerrará en enero

Por ello los sindicatos no entienden ahora que la empresa se ampare en las pocas posibilidades de producción de la fábrica, con más de siete décadas de actividad en la localidad marinera. Para evitar el traslado, los sindicatos incluso llegaron a proponer medidas como el establecimiento de turnos para aumentar la producción, medida que no fue aceptada.

Los trabajadores y sus representantes temen que lo que en realidad pretendan los nuevos propietarios sea la eliminación de la marca Cuca, una de las más representativas de la riqueza gastronómica de la Ría de Arousa, y de la que dependen no solo los 70 empleos que hay en la nave vilaxoanesa, sino también numerosos puestos indirectos.

Con los números en la mano, los sindicatos tienen claro que lo que aquí se está planteando no es un problema económico. Algo que incluso reconocieron los representantes de Garavilla durante la reunión en la que comunicaron el traslado a los trabajadores.

Unos planes que, recuerdan desde CCOO, afectan a una plantilla con sueldos que rondan los 800 euros y que en su mayoría está formada por mujeres con familiares a su cargo.

Algunas no podrán asumir el coste de dos horas de transporte a O Grove, mientras que otras tendrán que contratar a alguien que se haga cargo de niños y mayores. Todo esto derivará en que muchas se vean obligadas a renunciar a su trabajo, según advierten los delegados sindicales.

apoyo de la ciudadanía

Primero fue Alfageme y ahora el conflicto laboral se encuentra en otra conservera, Cuca. Muchos fueron los vilagarcianos que apoyan la demanda de las trabajadoras y lo hicieron secundando las movilizaciones que realizaron hasta el momento.