Teresa Ribera tira la toalla

La ministra de Transición Ecológica ha tenido finalmente que tirar la toalla. Rivera, después de meses sin hacer nada que lograra rebajar la tarifa de la luz, ha decidido que tiene que hablar con todos los sectores implicados para modificar la formación de los precios y acabar con la pesadilla diaria del precio de la luz. El Gobierno aprobó hace apenas unos días un decreto que no había hablado con nadie y que ha resultado ser un auténtico desastre. Eso sí, consiguió poner a todo el sector energético, eléctrico y petrolero, en pie de guerra y sin conseguir el objetivo de rebajar la factura a los particulares y a las empresas. Ni la bajada del IVA, ni la suspensión temporal de los otros dos impuestos que gravan la electricidad han logrado la deseada bajada de precios, porque las subidas se la comen y con creces. De hecho, Hacienda ha recaudado más IVA a pesar de la rebaja del 21% al 10%.

Esta actitud del Gobierno no es nueva ni singular. Le ha pasado con medidas que han tomado y que afectaban a distintos sectores económicos o a ciudadanos particulares. No dialogar con los afectados, con los que conocen realmente los problemas y tienen soluciones, suele ser mala cosa. Haces las cosas mal, embarras el terreno, enfadas a mucha gente y al final tienes que dar tu brazo a torcer y quedas fatal. El decreto de Ribera se veía venir que no sólo no iba a conseguir su objetivo, sino que iba a empeorar las cosas, por muy mal que le siente a su pareja que la luz protagonice la actualidad todos los días. Han puesto en riesgo la seguridad jurídica y han levantado en armas a los inversores.

Los problemas no se solucionan dándoles una patada hacia adelante. Aplazar unos meses, como se había pergeñado desde el Gobierno, la carga en los recibos era obvio que tenía que saltar por los aires. Mucho más en este caso que afecta de lleno a las familias, los autónomos, la industria, las grandes empresas y las pequeñas y medianas. Era un dislate. Ahora habrá que ver si la intención del Gobierno, la marcha atrás se materializa y se escucha realmente a los que saben y a los afectados. La intención es buena, veremos si se hace sin perder mucho tiempo, sin comisiones que sólo ralentizan el trabajo y al final resultan ineficaces. Ahora llega el invierno y a la luz habrá que sumarle la calefacción. Y a todo ello los carburantes y la cesta de la compra y los precios de los alquileres. Demasiado para este Ejecutivo que no iba a dejar a nadie atrás.


Teresa Ribera tira la toalla

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