Vecinos de Caldas pasan las noches en vela por el ruido derivado de un local de ocio nocturno

Vecinos de Caldas pasan las noches en vela por el ruido derivado de un local de ocio nocturno
Vecinos residentes en la calle Río Umia de Caldas reclaman su derecho a dormir con tranquilidad | mónica ferreirós

Noches sin dormir, actos vandálicos en la calle y la desesperación de sentir que no pueden hacer nada. Así es como se sienten los vecinos de la calle Río Umia, en Caldas, en donde se ubica uno de los pubs más conocidos de la localidad. “El problema no es solo la música, sino todo el jaleo que se monta por fuera día sí y día también”, explica uno de los afectados. Y es que los vecinos que viven en la zona llevan años sufriendo esta situación, que se ha acrecentado después de la pandemia y, concretamente, desde el mes de agosto, que fue cuando se permitió la reapertura de los locales de ocio nocturno en Galicia. “En agosto el barullo era absolutamente todos los días. Era imposible dormir hasta las cuatro de la madrugada tanto por la música que se escucha perfectamente en mi habitación como por el jaleo de la calle con gritos y peleas”, explica un vecino del primero.

De hecho ya antes de la pandemia habían presentado denuncias ante la Policía Local para que tomase cartas en el asunto porque, consideraban, que el limitador de sonido que deben tener estos locales de ocio nocturno “o no funcionaba o no lo tenían, directamente”. La cuestión es que no hay fin de semana que los vecinos de la calle Río Umia no llamen a los agentes de la Policía Local para que acudan al lugar “y hagan algo”. Sin embargo también en este sentido se sienten frustrados. “Llamamos continuamente. Todos los fines de semana y a veces se paran en la entrada de la calle y no bajan ni nada. Lo sabemos porque miramos desde el balcón. Hace unos días llamamos y había una chica gritando altísimo en la calle y no le dijeron absolutamente nada”, indican los afectados.

La situación ha derivado en casi una decena de denuncias interpuestas en la Policía Local y algunas de ellas llegaron incluso al Valedor do Pobo. “Fue gracias a que fuimos a esta entidad que empezaron a darle para adelante en la tramitación del Concello, sino ya podíamos estar esperando”, manifiestan los inquilinos del inmueble.

Si en agosto -matizan- la fiesta y el jaleo en las puertas de este establecimiento hostelero eran todos los días de la semana ahora los vecinos la sufren “de jueves a domingo”. El fin de semana pasado, señala uno de los afectados, “estoy convencido de que si pongo la aplicación Shazam en mi habitación identifica perfectamente la canción”.

De hecho señala que algún vecino que llevaba años viviendo en el edificio ha decidido vender el piso e irse. “La gente está desquiciada y cansada”, dice otro afectado. A este le preocupa y le fastidia especialmente que “haya peleas en la calle y que por encima se cometan actos vandálicos en los coches que hay ahí aparcados o incluso en las señales”. Lo cierto es que la calle está señalizada para que, a partir de las doce de la noche, sean únicamente los residentes los autorizados para transitar por ella. Sin embargo es otra norma que parece que no se cumple a juzgar por las declaraciones de los vecinos. “Circulan aquí con total impunidad, con carreras, derrapes y todo tipo de ruidos”, manifiestan.

La cuestión es que una representación de los vecinos mantuvo ya varias reuniones con el alcalde de la localidad, Juan Manuel Rey, y con el responsable de la Policía Local para trasmitirles de primera mano la situación por la que estaban pasando. “No hicieron nada. La cosa sigue exactamente igual”, lamentan. Esperan que las denuncias, al menos, se tramiten. “Sabemos que en el año 2019 se pusieron al menos seis denuncias y alguna de ellas que podría implicar el cierre inmediato del local. ¿Por qué no se hace nada?”, se preguntan.

Los vecinos no están en contra del ocio, sino de que “se cumplan las normas” y, sobre todo, defienden su derecho a descansar y poder dormir con tranquilidad. 

Vecinos de Caldas pasan las noches en vela por el ruido derivado de un local de ocio nocturno

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