Refugiados en Arousa: “Ya no tenemos miedo, estamos aquí. Queremos descansar”

Refugiados en Arousa: “Ya no tenemos miedo, estamos aquí. Queremos descansar”
Un total de 31 personas llegadas desde Ucrania -todas ellas mujeres y niños- desembarcaron en la TIR donde los esperaban sus familias de acogida | gonzalo salgado

Un total de 48 horas de viaje desde la frontera de Polonia, mucho cansancio acumulado y las emociones a flor de piel. Una treintena de ucranianos (todos ellos mujeres y niños) pisaron hoy suelo vilagarciano. Lo hicieron de la mano de la asociación Galucrania que fue la encargada de fletar el autobús que los trajo a Galicia y de gestionar un lugar en el que poder quedarse. En la explanada TIR, a las nueve de la mañana, les esperan las personas que, a partir de ahora, se convertirán en su familia en tierras gallegas. El jugador de tenis de mesa del club Vilagarcía T.M. y su hijo -ambos de nombre Sergyi Nigeruk- ejercen de intérpretes para intentar romper una barrera idiomática importante. Algo que, en todo caso, no les asusta a los recién llegados. 


“Ahora no tenemos miedo. Ya estamos aquí. Queremos tranquilidad y descanso”, explica Olesia. Está con su sobrino, Mijail, e indica que “allá dejamos a padres, hermanos y maridos. Mi padre es mayor y ha querido quedarse”. La suya es una de las tantas historias que viajaron en el autobús que llegó a Vilagarcía. Otra, la de Julia, que con sus dos hijos pequeños tuvo que dejar en Ucrania a su marido “para combatir” y que nada más pisar tierra arousana reclama “que se diga lo que está pasando allí, que se diga la verdad”. Maletas, bolsos, algún juguete y banderas amarillo y azul de Ucrania acompañaron a las ahora personas refugiadas en su viaje. Victoria y su nieta Valeria se irán a Santiago en tren desde Vilagarcía. “Allí nos esperan unos amigos, que no pueden acogernos en su casa, pero que intentarán buscarnos un sitio”. 


Añade que en Ucrania “he dejado a mi hija con su bebé de un año” y relata que “ahora la complicación ya no es solo marcharse, sino conseguir gasolina y medios para llegar a la frontera”. De hecho su hija lo intentará a través de “Rumanía, que está menos saturada que la frontera de Polonia”. Victoria espera poder reencontrarse con ella pronto y habla de esperanza e incluso de nuevos retos. “Mi nieta Valeria aprendía español en la escuela y espero que aquí lo pueda mejorar”, manifiesta. Hace, al igual que otras compatriotas, referencia a “la situación que allá se está viviendo, en donde se está asesinando a civiles”.



La presidenta de Galucrania, Ainoa Fervenza, ejerce de enlace entre los recién llegados y las familias que sujetan un cartel con el nombre de aquellas personas a las que van a acoger en sus casas. Es el caso de María del Carmen Medrano y su marido, de O Grove. Con ellos se va la familia Sablina. “Es algo que hablamos en casa, que nos daba mucha pena lo que está pasando. Por eso decidimos ponernos en contacto con Ainoa para ayudar y ofrecernos para acoger a una familia”. De las 31 personas que llegaron a Vilagarcía algunas se van para O Grove, otras para Sanxenxo y el resto se reparten en otras localidades como Caldas, A Estrada, Manzaneda u Oleiros. De esta última es Mercedes. Vive sola y reconoce que “estou aquí por un impulso. Por axudar”. Acogerá en su casa a una madre y dos niños pequeños. “Alí na miña zona hai xente que é de Ucrania e coa que poderán estar en contacto”, añade.


Desde Galucrania indican que este no será el único viaje que promoverán para traer personas refugiadas a Galicia. “Vamos a seguir con esta labor. Lo que necesito son donaciones y que gente que esté dispuesta a acoger me llame para organizarlo todo. Posibilidades para otro autobús ya hay”. Añade que “hay mujeres que están siendo violadas en Ucrania y tiradas en las cunetas. Esto es lo más feminista que he hecho en mi vida”.


Por su parte el Concello de Vilagarcía advierte que la llegada de personas refugiadas debe hacerse por canales directos y seguros “para facilitar o aloxamento, a atención psicolóxica e sanitaria ou mesmo a escolarización dos menores”. Entienden desde Ravella que la ayuda debe ser “pautada a través da administración e de ONGs o que será beneficioso tanto para quen acolle como para quen é acollido”. De hecho la concejala de Servizos Sociais, Tania García, y la coordinadora de ese departamento, Iria Camba, mantuvieron contactos con responsables de Cruz Vermella, Cáritas y Fondo Galego de Cooperación e Solidaridade para crear un protocolo único y específico para lo que definen como un “momento excepcional” y también contemplan la creación de una red de voluntarios que puedan ejercer como intérpretes entre los que llegan y los que acogen. Piden desde Ravella que se sigan las normas pautadas por el Gobierno central.


De forma paralela el alumnado y profesorado del colegio San Francisco se concentró en la Praza de Galicia para hacer un alegato por la paz en Ucrania. Un acto simbólico en el que sonó la canción “No dudaría”, de Antonio Flores previa a la lectura del manifiesto a varias voces a cargo de alumnos de todas las edades. Algunos pequeños portaban pancartas con la palabra “Paz” o con la bandera de Ucrania.


Empresas como Carsa -ubicada en el polígono de Bamio- se unían a las campañas de recogida de alimentos y materiales sanitarios para poder enviarlos a Polonia. Una recogida que realizan en colaboración con la asociación AGA Ucrania.


Refugiados en Arousa: “Ya no tenemos miedo, estamos aquí. Queremos descansar”

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