Escolares caminantes

Escolares caminantes

Desde hace años nos maravillamos con la autonomía de los escolares finlandeses, a los que reportajes y documentales presentan como ejemplo de aquello a lo que podríamos aspirar por estas tierras. Empezando por la forma en la que los niños llegan al colegio: caminando con absoluta normalidad. Casi igual que en A Coruña, donde los papás entrarían con ese tanque al que llaman coche en el aula si pudieran. Y eso en un día soleado. Cuando llueve, el pavor a que los críos tengan algo de gremlins o la sospecha de que sean efervescentes, llena las calles de progenitores con el gesto desencajado buscando una acera a la que subirse o una triple fila que armar de forma que a su chaval no le toque una sola gota. Y se ve que en eso, los herculinos no van con la mayoría. Según una encuesta de la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado, más de la mitad de los alumnos de los centros públicos va andando a clase. Igual hay que ver más documentales de pequeños nórdicos de ruta hacia la escuela.

Escolares caminantes

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