Las normas están para algo y ese algo es cumplirlas. Y esto es lo que está empujando a la mayoría de los furanchos a dejar de serlo de forma oficial. Mantienen la esencia, la filosofía de la taberna familiar que ofrece un buen vino, pero ya dentro del sector de la hostelería. De lo contrario sólo podrían abrir tres meses entre diciembre y junio y ahí ya es el tema económico quien manda.