El colosal incendio que arrasó por completo la nave de Impex, en Vilagarcía, y que, por momentos, amenazó con propagarse a una gasolinera y a otros inmuebles cercanos, puso a prueba a los servicios de emergencias en la ciudad y a los de toda la comarca. El suceso ha sido de grandes dimensiones, pero la actuación de todos los profesionales que participaron en el operativo permitió minimizar los daños, que son cuantiosos. Aún así, es comprensible la angustia de los vecinos desalojados con urgencia de sus casas, a las que no pudieron acceder durante horas, pero lo relevante es que no ha habido que lamentar daños personales. A la empresa, de reconocido prestigio e implicada en la vida social y deportiva de toda Arousa, no le queda otra que encajar el golpe y confiar en que su espíritu emprendedor les permita recuperarse lo antes posible. La solidaridad arousana la tienen de su parte, seguro que sabrán encauzarla y salir a flote a través del talento. Ánimo.