El secreto mejor guardado de la Casa Cornide

El secreto mejor guardado de la Casa Cornide
El interior de la Casa Cornide

La expectación acumulada durante decenios es directamente proporcional a la decepción provocada por la apertura al público de la Casa Cornide. Donde todos, o al menos los más optimistas –ingenuos, visto lo visto– esperaban huellas del paso de los Franco por el inmueble han encontrado el más absoluto vacío. Las sombras de los cuadros que en algún momento adornaron las estancias, los cables pelados asomando por paredes en las que la humedad ha hecho mella, las marcas de algún mueble que hay que imaginarse... da la sensación de que si la chimenea de mármol sigue en el salón principal es porque arrancarla resultaba complicado. Tanto tiempo pensando en qué secretos escondería la vivienda para descubrir que el principal era que está arrasada de todo vestigio de vida. Dicen los que ya la han visto por dentro que la hora de recorrido reservada a cada visitante se hace larga. Techos y suelos desnudos se ven en cinco minutos.

El secreto mejor guardado de la Casa Cornide

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