Llevaba un tiempo comprado, pero la operación no se había hecho pública hasta ahora. Después de todo el alboroto por el cierre del asilo cambadés y el tira y afloja político, faltaba por saber quién se lo había llevado. El Concello no lo conocía ayer, pero una asesoría cogió el toro por los cuernos y se fue al registro de la propiedad. Queda aún por escribir su futuro.