Hay paraísos que solo unos pocos disfrutan porque no soportarían el turismo de masas. En el interior hay lugares maravillosos y miradores espectaculares. Valga es un ejemplo de ello. Tiene para dar y tomar y para que al visitante no le dé una indigestión, el Concello ha tenido la idea de instalar una silla gigante en el mirador de Mina Mercedes para que nadie se pierda detalle.