Podría uno pensar que a ciertos niveles, defectos como la vanidad y los celos, tan humanos como desaconsejables si se trata de buscar el bien común, estarían adecuadamente anulados. Pero a medida que avanza el debate sobre la implantación de la titulación de Medicina en A Coruña queda más patente que no es el caso. Si el ego y la envidia van a marcar las negociaciones, vamos listos.