El robo registrado en una segunda vivienda ubicada en el lugar pobrense de Caíños no ha sido un caso aislado durante el tiempo transcurrido del estado de alarma decretado por la pandemia de la Covid-19. De hecho, según informaciones a las que ha tenido acceso este periódico, se contabilizan media decena más de sustracciones, de las que cuatro tuvieron lugar en Palmeira y la otra en la aldea de Sabartán, en Carreira. Los investigadores tienen la convicción de que detrás de esas sustracciones hay una banda organizada con raíces en la parroquia palmeirense, que cuenta con un grupo de individuos que son los que directamente perpetran los robos, pero también cuentan con una coordinadora y algún transportista que lleva la mercancía sustraída hasta Portugal, para luego ser vendida con facilidad.
Además de algunas cuestiones que no se desvelan de las investigaciones, pues forman parte del secreto profesional y de la forma de trabajar para resolver delitos como estos, si ha trascendido que en todos los robos perpetrados en estas semanas, que fueron hechos delictivos parecidos, hay denominadores o pautas comunes, como que en ese periodo de tiempo fueron asaltadas segundas viviendas o casas que están abandonadas o deshabitadas, y que el botín que se llevaron consistió básicamente en televisores, lavadoras, lavavajillas, frigoríficos y otros electrodomésticos domésticos.
Una de las curiosidades en todos esos robos es que antes de sacar la mercancía de los inmueble asaltados, hicieron acopio de la mismas y la dejaron apilada previamente en la planta baja para que facilitar que posteriormente pudiera ser cargada en el menor tiempo posible en una furgoneta o en un camión. Ello hace que también se les vincule con el robo en una casa en Caíños, donde los dueños encontraron al volver de Santiago gran cantidad de electrodomésticos y botellas de licores amontonados en la cocina y listos para ser sustraídos, logrando frustrar ese robo, pero no pudieron evitar que se llevasen maquinaria de jardinería que guardaban en un galpón
También sobresale que los integrantes de esa banda de ladrones no causaron destrozos para acceder a las viviendas que asaltaron, pues ni tan siquiera forzaron ni rompieron las puertas ni ventanas. Según indicaron varias fuentes, algunos de los robos registrados en Palmeira se pudieron relacionar por las huellas de las pisadas que los cacos dejaron en ellas. Incluso, los investigadores trabajan sobre la idea de que se trate de la misma gente que desde comienzos del año pasado perpetró una veintena de robos en segundas viviendas y deshabitadas en la parroquia de Palmeira.
En una segunda vivienda de Sabartán, a la que sus dueños acuden a pasar varias temporadas al año, fueron las personas encargadas de cuidarla las que descubrieron el robo cuando fueron a hacer unas gestiones relacionadas con el acondicionamiento del césped. En este caso tampoco causaron destrozos, pero desvalijaron por completo la casa. Los vecinos de alrededor indicaron que no escucharon ruido alguno que les hiciera sospechar de lo ocurrido.