Un feriante que declaró que oyó una discusión de pareja cuando desapareció Diana ya no se acuerda

Un feriante que declaró que oyó una discusión de pareja cuando desapareció Diana ya no se acuerda
GRAF8598. SANTIAGO DE COMPOSTELA, 14/11/2019.- José Enrique Abuín, alias el Chicle, acusado de la muerte de Diana Quer, sentado esta mañana en el banquillo de los acusados al inicio de la tercera jornada del juicio que se celebra en l

Se creía que un feriante, de nombre Diego, de unos 28 años, había sido el único testigo auditivo del rapto de Diana Quer, tras haber declarado ante la Guardia Civil que entre las dos y media y las tres menos cuarto de la madrugada del 22 de agosto de 2016 había escuchado una discusión normal de pareja, a la que no le dio importancia y que como estaba cansado se fue a dormir a una furgoneta. Sin embargo, en respuesta a la pregunta que le hizo ayer la Fiscalía de si se acordaba de algo de aquella noche, ese joven respondió que “no recuerdo nada”, algo que lo achacó al tiempo transcurrido y a “problemas que tengo”, y agregó que entre las dos y tres de aquella madrugada “seguro que estaba durmiendo”. En el olvido se quedaron sus palabras de que el hombre hablaba con acento gallego y la mujer no, que ella le decía “déjame en paz, déjame en paz” y que él le replicaba repetidamente “espera, espera”. Aunque hace cerca de dos años incluso era capaz de recordar que la discusión había durado unos tres minutos, pero que no le parecía nada grave, parece que se le ha borrado de su memoria.

En aquel momento declaró que pese a que con el paso de los días se empezó a hablar con insistencia de la desaparición de Diana Quer, ni se le pasó por la cabeza que fuese ella a la que había escuchado en al discusión, y que sólo cuando le fue a buscar la Guardia Civil a su casa para interrogarlo fue cuando empezó a relacionarlo. Por aquel entonces lo llevaron a llamar a declarar al cuartel media decena de veces y él se sentía que le estaban echado la culpa, porque tenía antecedentes por robos, y que le presionaban con que él tenía que saber algo. “Me sentía acosado en los interrogatorios, no me parecía normal”, llegó a decir este joven feriante. Todo ello le llegó a pasar factura a él, pues sintió que su vida cambio rotundamente, dejó de ir a las ferias y perdió su trabajo, y también repercutió en su familia, que cayó en depresión y tristeza.

Antes del inicio de la tercera sesión del juicio en la sección compostelana de la Audiencia Provincial de A Coruña contra el rianxeiro José Enrique Abuín Gey, alias “O Chiclé”, se creía que iba a ser un testigo fundamental. Sin embargo, Ricardo Pérez Lema, abogado de la acusación particular, que ejerce la familia de la malograda joven madrileña, no parecía tener demasiada confianza en que aportase nada en ese sentido, pues indicó que hay varias declaraciones de él ante la Guardia Civil y ninguna de ellas es exactamente idéntica a las otras. “Se contradicen unas con otras, con lo cual es probable que no se acuerde”, o bien que “las circunstancias” se lo impidan. Sobre lo sucedido con este testigo, el padre de Diana, Juan Carlos Quer, manifestó que él no va a ser el que haga ninguna valoración al respecto, y que “será el tribunal el que deba valorar el testimonio”.

Ricardo Pérez Lema señaló que le hizo una pregunta clara a este testigo sobre si aquella noche fue a tomar algo antes de irse a dormir, a lo que le respondió afirmativamente, que “fui a tomar unas cervezas y a fumar unos porros”. Esas palabras hicieron que el acusado llegase a esbozar una sonrisa, rompiendo la rigidez que mantuvo durante la mayor parte de las sesiones transcurridas, más allá de asentir o negar en algunas ocasiones o de girarse para hacerle algún comentario o entregarle algunas notas a su equipo letrado. El joven feriante también le contestó al letrado ferrolano que no recordaba haber sentido el ruido de ningún coche.

Respecto a las preguntas que le formuló Fernanda Álvarez, abogada de Enrique Abuín, Diego dijo que la zona donde estaban las caravanas de los feriantes era tranquila, que no había ruidos, a excepción del que hacía alguno que pasaba del botellón, pero insistió en que “ruidos pocos”, con lo cual creía que si alguien gritase, si arrancase un coche o se diera un portazo lo podrían oír, aunque algunos a la hora que ocurrieron los hechos no estaban allí. Esa misma pregunta y la relativa a la iluminación del tramo de la Rúa Venecia en la que estaban los vehículos de los feriantes se la hizo a otros de esos profesionales y la respuesta fue prácticamente la misma. Por parte de la acusación también se les preguntó a cerca de la decena de feriantes que fueron citados a declarar si habían notado que les faltase gasóleo o si le escucharon al resto de los que allí estaban algo en ese sentido y la respuesta fue negativa. También confirmaron con mayor o menor certeza que el vial donde estaban aparcadas las caravanas y vehículos estaba cerrado con vallas en sus dos extremos, incluso hubo alguno que afirmó que el callejón que conducía a la playa también estaba vallado.

Ricardo Pérez Lema manifestó a su salida de la sede judicial, tras concluir la tercera sesión del juicio, que para la acusación particular fue “positivo” lo que pasó en la sala de vistas ya que, en primer lugar, “el gasóleo, cero, pues parece que a nadie le han sustraído gasóleo, con lo cual esa coartada está descartada”. En segundo lugar, indicó que ha quedado acreditado que la trayectoria de Diana “era muy clara por el Paseo do Areal”, y no por la Rúa Venecia como había declarado “O Chiclé”. Además de ratificar esa postura, Juan Carlos Quer indicó que resultó muy relevante que se puso de manifiesto que la calle donde estaban las caravanas de los feriantes estaba cerrada al acceso de cualquier vehículo desde ambos extremos. Respecto a la menor de edad que declaró que vio a Diana cuando regresaba a su casa por el Paseo do Areal, al detenerse delante de la pizzería Mi Manda Picone mientras manipulaba le teléfono móvil, para luego retomar su marcha, afirmó que es muy importante porque acreditó como iba vestida y como era la ruta que siempre tomaba: “Diana jamás se hubiera desviado de la línea recta que la llevaba al domicilio. Desafortunadamente apareció este depredador. Es una pena”, lamentó. “Así que seguimos dando pasos hacia adelante para que se evidencia y se acredite la verdad”, dijo el padre de la malograda joven, quien apostilló que se siente “sereno y esperanzado”.

Juan Carlos Quer volvió a estar acompañado de su hija Valeria, quien reconoció sentir “mucho dolor, mucha tristeza”, pero apostilló que el acusado no le va a quitar la fuerza: “Nos ha quitado un montón de cosas, pero lo que no nos va a quitar es la fuerza para pedir justicia para mi hermana”,. Y sentenció que lo más duro de estos días es pensar en lo que pudo hacerle a Diana el autor de su muerte, o que la última cara que vio fuese “una tan desagradable como la de este señor”. l

Un feriante que declaró que oyó una discusión de pareja cuando desapareció Diana ya no se acuerda

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