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lunes | 6 mayo | 2024
La rampa de varada del puerto de Riveira volvió a ser ayer escenario de un suceso en el que un Volkswagen Golf, propiedad de un joven madrileño, acabó prácticamente hundido al subir la marea. Cuando a su dueño, Roberto, y a su pareja Laura, que viajaron hasta la capital barbanzana para visitar a un amigo, les dijeron que no olvidarían fácilmente jamás pensaron que sería por algo así. Ambos llegaron al centro de la ciudad poco después de las diez y media de la mañana y decidieron aparcar el coche en la citada rampa junto a otros vehículo ya que no encontraron otro sitio ya que estaba todo saturado por la celebración del mercadillo semanal. Pero, no debieron contar con que la marea subiría o no llegaría hasta allí y que el agua de la ría se tragase su automóvil.
Poco antes de la una y media de la tarde, un empleado de la gasolinera situada en las inmediaciones alertó a la Policía Local riveirense, que se desplazó al lugar, de que el nivel del agua llegaba a lar ruedas de ese vehículo. Se avisó a una grúa para que pudiera retirarlo, pero el agua ya había alcanzado gran altura y el coche empezaba a flotar, que no podía intervenir. Mientras, la electrónica del coche se vio afectada por el contacto con el agua salada y empezaron a funcionar los limpiaparabrisas y las luces y se abrieron las ventanillas.
Como solución de emergencia, y ante el riesgo de que el coche pudiera desplazarse por medio de la dársena y dañase las embarcaciones o pudiera provocar un accidente, se avisó a los Bomberos de Riveira, que se introdujeron en el agua y lo sujetaron con un cabestrante para sacarlo del agua. Después de comer con sus amigos, a las cuatro y media de la tarde regresaron al puerto. Al ver su coche movido y con las ventanillas abiertas, creyeron que les robaran, pero pronto se percataron de lo ocurrido y lamentaron dejarlo tan abajo. Tienen previsto regresar hoy a Las Rozas (Madrid), pero no lo podrá hacer a bordo de su coche, que posiblemente tenga dañada la electrónica y la mecánica. n
