El gran salto de calidad de Pedro Castro

El gran salto de calidad de Pedro Castro
El rendimiento del vilagarciano Pedro Castro es una de las claves del gran rendimiento del equipo / Gonzalo Salgado

Pedro Castro (Vilagarcía, 2003) disfruta de su mejor año en División de Honor de tenis de mesa, coincidiendo con la gran marcha del Vilagarcía TM, que lleva diez victorias seguidas y va lanzado hacia la fase de ascenso a Superdivisión. A sus 19 años, este vilagarciano empieza a despuntar en la categoría a la que llegó de forma prematura. Su proceso de formación ha estado marcado por las derrotas. Por medirse siempre a jugadores mayores en edad, nivel y experiencia. Circunstancias del deporte y de la cruda realidad de los clubes modestos. 
“A los 13 años empecé a jugar con el primer equipo para cubrir una plaza de un jugador que se había ido a Berlín”, recuerda. Fueron varias temporadas con ese rol, que incluso tuvo que asumir en el último año del club en Superdivisión. “Hubo un problema con la inscripción de licencias y tuve que jugar de nuevo. La idea era  un par de partidos para tener un primer contacto con el deporte profesional, pero me vi jugando todos los  de la primera vuelta por necesidades”. Su adolescencia deportiva, por tanto, no fue fácil. “En esos años no tenía ni por asomo nivel suficiente para jugar en División de Honor. En los primeros partidos me hacía ilusión, pero ahora lo veo desde otro punto de vista y creo que fue excesivo, mentalmente te carga mucho arrastrar tantas derrotas seguidas”. Así fue como se curtió.
Pedro maneja  la raqueta desde los 4 años, aunque no empezó a competir hasta la edad benjamín. Su padre, Antonio, es jugador y presidente del club, por lo que la infancia de Pedro estuvo siempre marcada por el tenis de mesa y por la figura de Sergey Nigeruk, que lleva más de una década entrenándolo y modelándolo al particular estilo de juego del ucraniano, agresivo y vistoso. “Yo en mi vida he pasado el mismo tiempo con Sergey que con mi familia”.
Con 16 años, en la temporada 2019-2020, el palista vilagarciano empezó a ganar algún partido. Su físico y su juego habían evolucionado. Dejaba de ser un niño. Pero la pandemia interrumpió esta progresión. Después de eso no pudo compaginar horarios de clase con entrenamientos y dejó de jugar. La pasada temporada volvió con fuerza y este año ha dado el gran salto de nivel. “Ahora sí me considero un jugador de División de Honor”, dice. Entrena junto al argentino Matías Guadalupe, otro joven jugador del equipo (20 años) que va hacia arriba. Pedro cursa sus estudios universiarios online, lo que le permite dedicar más tiempo al tenis de mesa y organizarse mejor. “Entreno dos veces al día y me lo estoy tomando más en serio”. Está saboreando victorias. “Más que por mí, me alegro por el equipo y por el club que lleva tantos años apostando por mí. Yo creo que nadie de los rivales se esperaban mis resultados. De hecho a veces me lo dicen”.
Esta temporada también es la primera en la  que disfruta de su experiencia internacional, ya que ha fichado por el club francés del Pins-Justaret, cerca de Toulouse. Ya ha jugado cinco partidos en la liga francesa y todavía le quedan otros tres o cuatro, aunque prioriza los partidos con el Vilagarcía TM. Jugar en Francia, donde el nivel es más alto que en España, también es parte de su proceso de formación.  Pedro quiere seguir creciendo de nivel, sabe que tiene margen de mejora. De momento se ha hecho un hueco en la categoría con su particular juego en el que siempre lleva la iniciativa. Especular en base a errores del contario no está permitido. Es el estilo Nigeruk, que el maestro transmite al alumno. 

El gran salto de calidad de Pedro Castro

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