La cúpula de Pescanova se sienta en el banquillo siete años después

La cúpula de Pescanova se sienta en el banquillo siete años después
Manuel Fernández de Sousa fue, según la fi scalía, el cabecilla de toda la trama que llevó a la empresa a concurso de acreedores

Los máximos responsables de Pescanova entre 2009 y 2013 se sientan en el banquillo casi siete años después de la quiebra de la compañía, proceso que llega ahora a su momento culmen y que analizará cómo se maquillaron sus cuentas para mantener a flote a un “gigante” industrial asediado por las deudas.

El juicio arranca hoy y está previsto que se prolongue hasta marzo, cuatro meses durante los que desfilarán por la sede de la Audiencia Nacional en San Fernando de Henares (Madrid) los 19 acusados y numerosos testigos y peritos.

 

La figura clave del presidente

Al frente de todos ellos estará el antiguo presidente del grupo Pescanova Manuel Fernández de Sousa, al que el fiscal considera el cabecilla de un entramado dirigido a ocultar la millonaria deuda del grupo y engañar así a inversores, acreedores y organismos reguladores.

Acusado de ocho delitos, Fernández de Sousa ha visto cómo el caso también salpica a su mujer y a sus dos hijos, ya que en una causa separada la Audiencia ha decidido abrir juicio oral contra ellos por blanqueo de capitales y contra la Hacienda pública.

Según el escrito del fiscal, el “descenso a los infiernos” de Pescanova arranca en 2007 con un ambicioso plan de inversiones destinado a expandir su negocio de acuicultura, sobre todo en Ecuador, Centroamérica, el Cono Sur, Galicia y Portugal.

Con un desembolso estimado en 833 millones de euros, la empresa financió este gasto inicialmente a través de créditos concedidos por su matriz a diferentes sociedades que se encuadraban dentro del mismo grupo. A partir de 2010, coincidiendo con el estallido de la crisis, la falta de recursos hizo que la compañía decidiera recurrir en mayor medida a la financiación bancaria,  en un círculo vicioso que no dejaba de incrementar su deuda.

Para esconder lo delicado de su situación, de acuerdo con la investigación del fiscal, los ejecutivos de Pescanova comandados por su presidente ejecutaron  “prácticas comerciales irregulares”.

Las cuentas de 2012, por ejemplo, apuntaban además a un supuesto beneficio de 36,6 millones de euros, lejos de los 791 millones de pérdidas que arrastraba. La situación acabó por desmoronarse en marzo de 2013, cuando la millonaria deuda salió a la luz.

La cúpula de Pescanova se sienta en el banquillo siete años después

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