Rivera se niega a prestar su apoyo a Sánchez y prevé un Ejecutivo con Unidas Podemos

Rivera se niega a prestar su apoyo a Sánchez y prevé un Ejecutivo con Unidas Podemos
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La fiesta naranja fue ayer una realidad vista la evolución de voto con respecto a los comicios de 2016. Ciudadanos (Cs) logró 57 diputados, 25 más que hace cuatro años, y más de 4,1 millones de votos, rozando los números de un Partido Popular vapuleado por las urnas que solo logró cerrar los colegios sobre 219.329 apoyos por encima, aunque algunos expertos pusieran en duda su estrategia política –pues, entre otras cuestiones, insistió en que no apoyaría la investidura socialista– y a primera hora de la mañana los resultados electorales fuesen de los más abiertos de los últimos años. Al margen de análisis de gran calado, con los números en frío, Albert Rivera, compareció a medianoche para anunciar que su equipo hará “una oposición leal a la Constitución” porque se descolgó por completo de pactos de cualquier índole con la izquierda, que será la que en su opinión logrará configurar un nuevo Ejecutivo central. 

Vigilará al PSOE,  Unidas Podemos y los nacionalistas “para que no machaquen a las clases medias”


El líder de la formación, Albert Rivera, acudió a votar sobre las 10.00 horas al colegio Santa Marta de L’Hospitalet de Llobregat (Barcelona) para trasladarse enseguida a Madrid, desde donde siguió el escrutinio acompañado de sus colaboradores más próximos en la sede de la calle de Alcalá. Mientras que por la mañana solicitaba a los electores que acudieran a las mesas para apoyarlo y abrir “una nueva era” en el país, cuando era el momento de analizar los resultados finales asumió que su puesto más inmediato estará en la oposición, si bien cuenta con un “proyecto ganador”.  Desde su punto de vista, el PSOE y Podemos  serán los que gobiernen aunque eso represente una “mala noticia”. 

Sin facilidades
Los deseos de cambio de rumbo del candidato no se cumplieron aunque la evolución de su partido fuese muy importante en los últimos cuatro ejercicios. Con más apoyos propios pero con un PP muy mermado, Rivera compareció para dar por hecho que la izquierda se unirá para dirigir España y se desvinculó por completo de esa situación. 


Comentó que Cs hará “una oposición leal a la Constitución” ofreciendo una fácil lectura entre líneas en la que se vio que no habrá un pacto directo –algo que se antojaba muy difícil– pero que tampoco se facilitará la investidura de Pedro Sánchez con una abstención en primera ronda. No obstante, ante la posible coalición, también con los “nacionalistas”, prometió que estará vigilante “para que no machaquen a las familias y a las clases medias” y “para que no hagan ocurrencias”.

“Refugio de la libertad”
Para Rivera, que salió a hablar ante decenas de medios de comunicación a las 00.00 horas al mismo tiempo que los representantes del PSOE, Pedro Sánchez, y el PP, Pablo Casado, “algún día habrá un gobierno ciudadano”, lo que muestra su confianza en que él presidirá España en un futuro próximo. 

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Cree que su partido “se erige como la esperanza y la ilusión del futuro de España”. De momento, de lo que no hay dudas es de que estuvo a punto de firmar un sorpaso a los populares y de que la lucha por el liderazgo de la centroderecha continúa abierta. Un logro importante para un partido “refugio de la libertad” que, según dijo echando la vista atrás, “comenzó hace más de una década con tres diputados en el Parlamento catalán”. 

Polémica
“El nacionalismo tóxico rompe las sociedades. ¡Vayamos todos a votar hoy!”, pedía por la mañana la cabeza de lista por Barcelona de Ciudadanos, Inés Arrimadas, a través de su cuenta de Twitter. Pese a esos ánimos sociales, su visita al colegio electoral no fue la más agradable de la jornada puesto que una de las integrantes de la mesa en la que le tocaba depositar sus sobres se negó a saludarla. 


Tras toparse con el rechazo a darle la mano, la representante aseguró a los medios que la situación fue “un ejemplo de lo que tenemos que sufrir en Cataluña y de la división social”.

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