José Carlos Martilla García, cabo primero de la Guardia Civil, recibió ayer la despedida por parte de sus compañeros y amigos con motivo de su pase a la reserva en el instituto armado, o lo que en la práctica será su jubilación. Fueron alrededor de 70 personas las que asistieron a la comida que se celebró en el restaurante El Gourmet Alján, de Ribeira, y entre ellos había integrantes de la Benemérita, para los que tuvo un recuerdo especial para el que fue su primer compañero, Primitivo Aliste, junto a su hijo -actualmente está destinado en el cuartel de Rianxo-, pero también a todos los que durante tres décadas compartieron su labor de servicio a los demás desde la Guardia Civil en la capital barbanzana, donde durante muchos años estuvo al frente de la Patrulla Fiscal y de Fronteras. Durante su intervención tuvo palabras de elogio para los efectivos de las Policías Local, Nacional y Portuaria con los que ha mantenido un estrecho vínculo profesional. En la parte final de su alocución, a Matilla le resultó muy difícil articular palabra, ya que la emoción que sentía en ese momento de la despedida hizo que se le formase un nudo en la garganta y, a ese hombre fortachón, estuvieron a punto de saltarle las lágrimas, que evitó fundéndose en abrazos con sus compañeros y amigos. A partir de ahora empezará una nueva vida, en la que podrá dar rienda suelta a sus aficiones y en la que podrá estar más tiempo con su familia y sus seres queridos.