El alcalde de A Pobra, José Carlos Vidal, manifestó ayer que “o tema non está nada ben” en relación al vertido de hidrocarburos detectado y denunciado el pasado fin de semana en el litoral de A Ribeiriña y que ha tenido reproducciones prácticamente todos los días, lo que hace que el Gobierno local siga con preocupación todo lo relacionado con este asunto. Sin embargo, parece ser que se empieza a ver algo más de luz sobre el posible origen de ese episodio contaminante después de unas primeras jornadas de cierta incertidumbre. El hecho es que, a primera hora de la tarde de ayer localizaron enterrada en la playa una mancha enorme que parece de restos de fuel oil o de aceites lubricantes usados. El primer edil sostiene que parece que el vertido procede de la zona donde estaba antes la fábrica de La Onza de Oro y que fue regenerada hace un año y medio.
Personal del Servizo de Gardacostas de Galicia recogió muestras que ahora serán analizadas y que podrían permitir conocer el origen del vertido que trae de cabeza a los técnicos de diferentes departamentos locales, autonómicos y nacionales. Pese a ello, no se descarta que el vertido también esté relacionado con las naves abandonadas de Hadasa, pues desde alguno de los equipos desplegados en la zona se indicó que en los colectores de esa antigua fábrica se detectó gasóleo, aunque no se ha podido encontrar la fuente del mismo. Por eso, por ahora se desconoce si ya estaba allí antes o fue fruto de un posible sabotaje de alguien que lo echó intencionadamente en el sistema de tuberías o directamente al mar, por lo que señalan que se está investigando ese asunto por parte de técnicos de Augas de Galicia y de la Dirección Xeral de Calidade Ambiental e Sostibilidade, que continúan realizando una evaluación in situ sobre el terreno.
Mientras tanto, en la mañana de ayer se registró un nuevo episodio de contaminación de las aguas marinas en la costa de A Ribeiriña, que se encargaron de diluir por medios mecánicos las lanchas auxiliares de los buques “Sebastián de Ocampo” y “Mar de Galicia”, que además desplegaron una nueva y más larga barrera anticontaminación absorbente con faldón. Esto último se debió a que las dos que se instalaron el miércoles por la tarde para limitar su expansión, de lo que dio cuenta este periódico, acabaron siendo arrastradas durante la noche por las corrientes. Además, la empresa Tragsa, que ejecutó las obras de regeneración del terreno de la antigua fábrica de La Onza de Oro, llevó a cabo en la tarde de ayer el sellado con mortero tixotrópico de posibles grietas en las juntas de las piedras del muro de contención por si acaso el vertido contaminante pudiera salir de ahí.