Siete jóvenes de A Pobra padecen una odisea para regresar a casa tras vivir la tragedia del Medusa Festival

Siete jóvenes de A Pobra padecen una odisea para regresar a casa tras vivir la tragedia del Medusa Festival
Varios de los jóvenes pobrenses comen en el polideportivo donde pasaron tres noches

Pensaban que iban a ser unos de los mejores días de su vida y se convirtieron en todo lo contrario. Ese fue la experiencia vivida por siete pobrenses de 20 y 21 años que figuraban entre los miles de asistentes al Medusa Festival en Cullera (Valencia). Uno de ellos fue Hugo Rosales, que recuerda que él y sus compañeros se encontraban en la zona de acampada cuando se registró lo que se definió como reventón térmico, que derribó partes de la estructura del escenario y de la entrada del recinto que acogía el evento, causando la tragedia con la muerte de una persona y 40 heridos.


Hugo relató que a las nueve de la noche, cuando aún no se registrara el citado fenómeno meteorológico adverso, ni nada anormal, pudo ver como “se desprendió parte de la figura de un payaso del escenario”. Recuerda que horas después, cuando aún no dieran las 4.00, comenzó a chispear agua caliente y que, tras dejar de llover, empezó a soplar un viento huracanado “que quemaba” y que levantó e hizo volar la mitad de las tiendas de campaña y arrancó mástiles que sujetaban las lonas instaladas para protegerles del sol. “Duró menos de cinco minutos. Pude ver por un instante cómo se desprendió parte del escenario. Al comprobar que el viento arrancaba un mástil de la lona, y al no contar con navaja (no estaban permitidas) u otro medio para cortar las bridas que las amarraban, me puse encima para evitar que volase y mis compañeros sujetaron las tiendas de campaña, pero pudimos ver cómo voló la de un chico que estaba cerca nuestra”, precisó Hugo.


Este joven reconoce que pasaron miedo, pero su preocupación fue a mayores cuando se enteraron del alcance de la tragedia. Esa noche acabaron durmiendo en el camping, que tuvieron que desa­lojar al día siguiente. Les indicaron que un autobús acudiría junto un puente a recogerlos para llevarlos al polideportivo de Cullera pero, tras correr hasta allí cargando con todos los bártulos, luego les dijeron que debían tomar el autobús en la entrada del festival, situada a unos cinco minutos. En esa instalación, en la que les facilitaron colchón y comida, permanecieron sin moverse pues se ubica en un polígono industrial apartado de la ciudad. Allí esperaron por el vuelo directo que compraran a las ocho y cuarto de la tarde del lunes con Ryanair desde Valencia hasta Santiago.


Pero la odisea de estos siete pobrenses, como la de otros muchos, no acabó ahí. Llegaron a las 16.15 a la terminal aérea situada entre Manises y Quart de Poblet y un par de horas después les informaron del primer retraso de su vuelo a las 00.30 horas, luego pasó a ser a la 1.50 y por último a las 3.00, para acabar cancelándose y dejándoles “tirados” en el aeropuerto. Les dijeron que el siguiente vuelo saldría el jueves, pero no estaban dispuestos a alargar esa agonía. Compraron billetes con Air Europa de Valencia a Vigo, con escala en Madrid. A las dos de la tarde de ayer llegaron a sus casas y lo primero que hicieron fue dormir y tratar de olvidar esa pesadilla, aunque no parece que será fácil.


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Varios de los jóvenes pobrenses en la zona de acampada del Medusa Festival en Cullera I Cedida

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