Benito Leiro presenta en Madrid los frutos de 30 años tras la pista de Camba

Benito Leiro presenta en Madrid los frutos de 30 años tras la pista de Camba
La puesta de largo de la obra biográfica, ayer, en el hotel donde Julio Camba vivió los últimos trece años de su vida | cedida

Quien quiera hablar de Julio Camba o del narcotráfico en Arousa sabe que la mejor enciclopedia a la que acudir es la cabeza, y los escritos, de Benito Leiro. El periodista, escritor y también cronista oficial de Vilanova de Arousa presentó ayer en Madrid un libro en el que lleva media vida trabajando. El autor ha dedicado tres décadas, que se dice rápido, a recopilar testimonios, documentos, materiales e historias inéditas sobre Julio Camba y a dar forma a una biografía sobre este eterno cronista. Un trabajo que, por fin, ve la luz ahora y que ayer se presentó en un acto en Madrid.


Tenía que ser en el Hotel Palace, y así fue, porque allí, como huésped ilustre, vivió Camba entre 1949 y 1962, los últimos trece años de su vida.


El acto

“Julio Camba, un nudista en Vilanova” es la obra biográfica alumbrada, a través de Teófilo Edicións y con el patrocinio de la Consellería de Cultura. El editor, así como el propio conselleiro, Román Rodríguez, participaron ayer junto a Benito Leiro en la puesta de largo de esta obra en la capital estatal. También estuvieron presentes el escritor Ramón Pernas, el teniente de alcalde de Vilanova, Javier Tourís, así como la concejala de Cultural de Madrid, Marta Rivera de la Cruz.


Rodríguez, que además prologó el libro, tomó la palabra para felicitar y agradecer el esfuerzo, tanto del autor, como de la editorial. También para ensalzar la figura de Julio Camba, “guardián de las esencias del periodismo creativo y humorístico y, junto con Larra, el principal responsable de elevar la prosa periodística a la categoría de arte”. Un autor capaz de “leer las contrariedades de su tiempo elevándolas a la categoría de alta literatura”.


La biografía

El libro representa la culminación de un trabajo de treinta años, tiempo en el que Leiro fue recogiendo testimonios personales y documentación inédita, que corresponde en gran parte al legado familiar de los Camba. Al evocar al personaje histórico, su biógrafo señaló que trataba de presentar a “un Camba íntimo, en zapatillas y bata de casa, que nunca madrugaba, que paseaba por su pueblo y que escribía en estricta soledad”.


Según la particular visión de Leiro, “el niño Julio nació con una enfermedad incurable: Por sus venas corría más tinta que sangre y necesitaba transfundir esa tinta al papel en blanco”.


El ensayo coral recoge testimonios de numerosas personas que conocieron al escritor y que lo trataron en distintas etapas de su vida.


Además de esas voces que hablan del “don Julio” al que conocieron en vida, el libro incluye una amplia colección —más de cien documentos— de cartas manuscritas, tarjetas postales, fotografías, contratos de colaboración, incluso albaranes, recetas y fragmentos de artículos que pertenecieron en su mayor parte a Julio Camba, pero también a su hermano Francisco y a los padres de ambos.


El volumen biográfico, de 317 páginas, incorpora además un listado de setenta libros catalogados que pertenecieron a la biblioteca familiar de los Camba Andreu en su residencia de Vilamaior en Vilanova, actual casa museo de los hermanos Camba.


El personaje

En su acercamiento a la figura de Camba, Benito Leiro explica las raíces familiares del cronista, su aversión infantil a la escuela y a la misa; sus inicios como periodista prematuro, con apenas 12 años, al componer un diario artesanal con su hermano Francisco en la casa natal; sus discretas prácticas nudistas en la playa de O Terrón, así como su aprendizaje como mancebo de farmacia hasta fugarse como polizón en un barco hasta Buenos Aires. Antes de ejercer la anarquía en su “destierro” argentino, Julio Camba ya enviaba artículos y notas a algunos periódicos gallegos.


La obra presentada ayer, pues, satisface una demanda hasta ahora desatendida en el mundo editorial: Faltaba un trabajo biográfico que reflejase las raíces familiares del cronista, sus contactos con el entorno vecinal y social, sobre el sustrato cultural arousano en el que se fue forjando su peculiar estilo.


Se refleja, así, cómo era el niño Julio que presumía de inventar el tobogán en el peñón del Campanario Viejo; pero también nos muestra a un Camba maduro, que comía sardinas y nunca ordenaba sus papeles y periódicos amontonados; el que paseaba e inspeccionaba las obras del puerto con sus vecinos; el que jugaba a las cartas en el antiguo Casino; el que veraneaba cada año en Vilanova y el veterano y perezoso periodista que se ponía a escribir sólo cuando la fiel asistenta le advertía de la escasez de dinero.

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