Seis años hubo que esperar a que Emilia y Pardo tuviesen descendencia, pero el pasado sábado se obró casi el milagro, Bazán. La primera burra nacida en A Toxa sorprendió el pasado sábado a su cuidador cuando como cada mañana acudió a la cuadra para dar de comer a los animales.
No hay peso oficial, pero se calcula entre 30 y 40 kilos y guarda un gran parecido con Pardo. Su cuerpo es de color negro y su hocico blanco.
En perfectas condiciones, Bazán llegó sin hacer ruido y con una discreción casi de famosa. Y es que fue ayer, con su primer paseo oficial por el exterior del recinto, cuando se presentó en sociedad ante una gran expectación mediática. A la cita, por supuesto, no quisieron faltar ni la edil de Medio Ambiente, Angeles Domínguez, ni tampoco uno de los impulsores de la llegada de la pareja de burros A Toxa, Alfredo Bea, cuando ejercía como concejal de gobierno. “Non avisamos antes porque queriamos que se recuperasen ben do parto e estiveran tranquilas uns días”, apunta la concejala de Medio Ambiente. Bazán demostró no tener ningún tipo de problema con la lactancia materna, aunque se mostró esquivo con los visitantes. “Este fin de semana esperamos que se achegue moita xente para visitalos. É, dende logo, un gran atractivo turístico”, señaló Domínguez.
No estaba Pardo, que fue trasladado al monte Siradella, tal y como recomendó el veterinario, para dejar que madre e hija se adapten con tranquilidad a la nueva situación.
Tras la muerte de Juana, regalada por un colectivo amante de los burros, durante este invierno, A Toxa cuenta a partir de ahora con cuatro pollinos: Emilia, Pardo, Bazán y Castratis. Este último no ocultaba ayer su malestar por la atención prestada ayer a la nueva integrante del grupo. Desde un cerrado anexo, Castratis rebuznó reclamando también su cuota de protagonismo en un día en el que los flashes estaban centrados en Bazán. Con el nacimiento de esta burra, el municipio meco cumple con uno de los principales objetivos del proyecto puesto en marcha para la preservación de la especie burro fariñeiro, una especie muy popular en Galicia.
Los dos primeros intentos fracasaron. Emilia quedó preñada en una ocasión, pero sufrió un aborto. Posteriormente, el Concello do Grove introdujo a Juana, una burra que supuestamente venía preñada. Pero con el paso de las semanas se descubrió que no estaba en gestación. En alguna ocasión la gordura de Emilia hizo que se albergase la esperanza de la llegada de un nuevo asno, pero tampoco pudo ser.
A la tercera fue la vencida.