Los concellos adheridos a Sogama deberán adaptarse al nuevo modelo que supondrá la puesta en marcha de la red de plantas de tratamiento de residuos orgánicos, entre ellas, la que se instalará en el polígono industrial de Baión, en Vilanova de Arousa.
La Xunta indicó ayer que, según la normativa en vigor, estos ayuntamientos quedan obligados a implantar, antes del 31 de diciembre de 2023, la recogida diferenciada de materia orgánica, a través de un nuevo tipo de contenedor, el marrón.
La planta de Vilanova, adjudicada esta semana por 15,1 millones de euros, es una de las principales de la nueva red, en la que también se incluye la de Cervo (Lugo), Verín (Ourense) y Cerceda (A Coruña, esta ya en funcionamiento). Estas instalaciones, donde se convertirán los residuos orgánicos de decenas de municipios en compost, contarán con el apoyo de trece plantas de transferencia, a las que se dotará de una tolva específica para el trasvase de materia orgánica.
Serán en total 17 complejos, con los que la Xunta prevé dar “cobertura practicamente a todo o territorio galego, propiciando que os municipios conten cunha planta de biorresiduos ou de transferencia a menos de cincuenta quilómetros de distancia”, indican. La adjudicación de la planta de Baión fue en favor de la UTE Cespa, Arias, Perolam y Prace, con un plazo de dos años y un mes. No obstante, la previsión es que a finales de este año pueda entrar ya en funcionamiento la red a nivel autonómico, para la que se invierten 38,6 millones, con fondos europeos.
La planta de Vilanova integrará la totalidad del proceso del compostaje de los residuos recibidos, que llevará a cabo en naves cerradas, comprendiendo todas las fases, esto es: Pretratamiento, fermentación, maduración y almacenamiento. También los correspondientes tratamientos de aire y de aguas, haciendo uso en todo momento de las últimas tecnologías disponibles, tanto de procesado como de control de olores y ruido. La operativa industrial se alimentará con energía renovable, fundamentalmente a través de paneles solares.