Olga Costa es la directora del Refugio de Cambados. Ama a los animales y lleva 26 años defendiendo sus derechos, incluso a costa de poner en riesgo su propia vida. Hoy nos habla de cómo está el Refugio y de la preocupación principal que tiene ahora mismo: el aluvión de cachorros de gato que están recogiendo. “Doce esta semana, y doce la anterior”, explica. “Tenemos que criarlos a biberón, cada dos horas”, cuenta. Todo, por la irresponsabilidad de quien no esteriliza y la maldad de quien los abandona en un contenedor.
El Refugio lleva funcionando desde 1999. ¿Ve una evolución positiva en la concienciación sobre el abandono y el maltrato animal?
Hemos ido a mejor. En Cambados, el tema de perros lo tenemos muy bien. Mucha gente me dice que hay gatos, pero no tantos como antes. Entonces me gusta que se reconozca que hay un trabajo de fondo que no se ve pero los que estamos ahí sí lo sabemos, porque quema mucho. El gato es un animal que no tiene una consideración como ser vivo que padece. Sigue siendo un objeto en la sociedad.
¿Hemos mejorado también en el tema de adopciones?
Hay un trabajo por hacer todavía. Pero nosotros nos permitimos el lujo de decir “no” a quien adopta. Primero porque nos obliga la ley y si no se cumplen unos requisitos, no podemos dar en adopción. Y segundo, porque tenemos la experiencia de estos 26 años y, aunque nos podemos equivocar, cuando alguien cubre un cuestionario o habla contigo, ya ves que ese animal no debería ir para esa casa. Y cuando fallas en la adopción, yo por lo menos me siento responsable, porque lo veía venir. Ahí atrás vino una persona a adoptar. Vimos que no era apta y le dijimos que no. Pues le regalaron uno y el animal duró en su casa 72 horas, porque acabó abandonado en la vía pública. No nos equivocamos.
Pero todavía hay quien pone en duda que un animal tiene derechos y sentimientos...
Yo creo que el 80% de la población aún pone en duda que el animal tenga derechos. No se trata de que tengan más que las personas. Pero los animales, como no hablan, tenemos que ser los responsables quienes hagamos velar por sus derechos.
¿Cree que la ley actual es suficiente a la hora de castigar los delitos contra los animales?
La ley no castiga. Y lo puedo demostrar con papeles. La Protectora ha presentado muchas denuncias por abandono de animales y esos casos han terminado archivados por no tramitar la denuncia en su tiempo. Eso es de vergüenza. Muy bonita la ley, pero si no hay cómo plasmarla, de nada sirve.
Sé que denunciar estos casos le ha traído problemas en el pasado...
En el pasado y en el presente. Yo hace poco fui amenazada con una escopeta. Estuve dos meses sin poder ir al Refugio. Se denunció, hubo un juicio y el señor al final me vino a pedir disculpas y llegamos a un acuerdo. Cada dos meses recibimos amenazas, personalmente yo, porque soy la cara del Refugio. Y como mujer, me siento violentada muchas veces, porque por ser mujer tenemos que escuchar de todo. Y me da vergüenza, en el siglo que estamos.
¿Cómo se repone de ver tantos casos de sufrimiento?
Ayer cogí una gatita de la calle que tiene las patitas de delante deformes. Cuando llegué a la clínica le dije a la veterinaria “se me acaba de romper un cacho de corazón” y ella me contestó “¿otra vez?”. Pero cuando me dijo “vamos a ver qué podemos hacer”, me sentí más respaldada, porque ya no luchas tú sola.
¿Cuándo le empezó este amor por los animales?
Desde pequeñita. Tuve la suerte de crecer rodeada de animales. Mi padre fue policía y entonces tenían la orden de echar veneno a los perros en la calle. Cuando le tocaba, traía los animales para casa y mi hermana y yo los lavábamos y él les buscaba familias. Mi padre también estuvo en Alemania y me contaba que, hace más de 50 años, si le levantabas la pierna a un perro, ibas detenido. Aquí lo hacemos y no pasa eso.
El Refugio de Cambados tiene un gran reconocimiento por su trabajo. ¿Qué hace diferente a otros?
El derecho a la vida. Peleamos la vida. Y me llena de orgullo todos los voluntarios que han pasado y también que el Concello de Cambados siempre nos ha apoyado, todos los alcaldes. Cambados debería recibir una placa como el mejor concello en protección animal. Y los concellos que nos rodean deberían implicarse más.
¿Cómo podemos ayudar al Refugio?
Primero, con adopciones responsables. Que no damos adopcione es mentira. A veces, un mismo animal lo piden siete personas y no lo podemos dividir. Entonces, buscamos a la mejor familia. Me gusta mucho, y no es común, oír que alguien dice “quiero adoptar al animal que más lo necesite”. Además de adoptar, pueden colaborar con las colonias felinas, venir a sacar los perros a pasear los sábados... Y también vamos a hacer una colonia felina abierta, urbana, para enseñarles valores a los niños. Además, se puede donar. Lo que más necesitamos es comida para gatos. Pueden dejarla en el Refugio por la mañana o en la clínica del Refugio todo el día.
¿Qué es lo mejor de trabajar en el Refugio?
Muchas cosas. Primero, la paz que me transmiten los animales. También, conocer gente maravillosa e intentar unir personas y animales, porque el corazón de unos es el mismo que el de los otros.