El gobierno de Vilanova y la Policía Local realizaron hoy una comparecencia de asuntos ambientales. Por un lado, solicitan un consumo responsable del agua para intentar evitar los cortes y restricciones, en una de las épocas más complicadas del año. Por el otro, los agentes endurecerán el control del abandono incontrolado de enseres en la vía pública y junto a contenedores, advirtiendo que ya han comenzado a tramitar sanciones. Las primeras son de 400 euros, pero la horquilla se mueve entre los 200 y los 600.000.
El alcalde, Gonzalo Durán, indicó que han detectado que “la cantidad de enseres que tiene que recoger la empresa se ha incrementado por más de diez” en los últimos meses. Muebles, tejas, restos de construcción y otros residuos de todo tipo se están detectando en varias parroquias. Durán refirió como ejemplo una retirada reciente de un sofá en uno de los acceso a O Terrón y, en menos de 24 horas, la aparición en el mismo punto de “cinco defensas de coches”. “La empresa no puede tener un servicio de estar esperando a que el guarro de turno deja las cosas. En 24 horas tuvieron que ir dos veces”.
Diego Díaz, jefe de la Policía Local, refirió que este aumento de abandono de enseres motivó que, desde abril, se haya creado un protocolo policial, coordinado con la empresa de recogida, y con el despliegue de medios técnicos como drones, cámaras y demás. Eso ha permitido ya algunas identificaciones, para sanción, mientras se siguen averiguaciones tirando de pistas como una tarjeta sanitaria que apareció junto a un vertido de uralitas en Baión. El abandono de materiales contaminantes tiene las sanciones más duras, de entre 45.000 y 600.000 euros, recuerdan. El amianto también ha aparecido en Tremoedo.
Por ello, desde el Concello insisten en que, quien necesite deshacerse de algunos enseres o voluminosos, se pongan en contacto con la empresa concesionaria, Valoriza, para agendar un día de recogida. Una simple llamada puede evitar multas elevadas y, aún si con este servicio no fuese posible obtener solución al problema de algún usuario, la Policía invita a contactar con su propia Jefatura, para buscar una solución.
El otro asunto que preocupa es el consumo de agua. Disparado a nivel comarcal, lo está también en Vilanova, en la semana más complicada del año, la de mayor presencia de turistas y aumento de población. Aunque la sequía está presente, Durán aseguró que el problema ahora mismo no es la falta de caudal, sino la de capacidad de tratamiento en la planta de Treviscoso: hay agua, pero la población demanda más de la que se puede depurar.
El popular lamentó que durante los anteriores cuatro años del gobierno socialista en la Mancomunidade no se priorizase la necesaria ampliación de la planta potabilizadora. Un proyecto, indicó, que está ahora ultimándose para poder encarar la licitación.
Eso sí, hasta que esa reforma se materialice y siendo imposible por ahora ampliar la capacidad de tratamiento, solo queda optar por la reducción del consumo, razonó. Por ello, recordó que “el agua que llaman de la traída no es para regar fincas, para eso hay pozos o aljibes”. No puede utilizarse “agua de consumo humano, porque eso priva a otras personas de tener agua para cocinar o lavarse”. Así pues, “para no tener que hacer restricciones al consumo”, piden a la población “que consuma menos”. La edil Nuria Morgade detalló una campaña de concienciación, en colaboración con la empresa concesionaria. Si el consumo no se relaja, habrá que valorar el corte o restricciones puntuales.