Según vienen anunciando los medios de comunicación todos los días, faltan médicos, camareros, encofradores, albañiles, mecánicos, y otros oficios varias. Hace poco tiempo nos decían que los médicos y enfermaras emigraban por falta de trabajo aquí. Lo cierto es que hay tres millones de parados y no se sabe si algunos de ellos son profesionales que tanta falta hacen. Lo que parece que está claro es que los salarios de los profesionales están mal pagados incluso por debajo de la ayudas recibidas por el paro, que ya de por si son bajas. No es de recibo que se pague por media jornada para trabajar el triple de horas. Seguramente habrá que actualizar las normas respeto a la transparencia del paro, como se hizo con la ley reforma laboral, que parece ser que aumentaron los contratos indefinidos, gracias al cual bajó el paro en los últimos meses.
Unas veces nos dicen que sobran licenciados, y otras veces, nos dicen que faltan profesionales y así nos hacen dudar si los medios cubren la parrilla con lo que sea, aunque no sea verdad.
En todo caso los gobiernos deben hacer encuestas y estudios para conocer la realidad del mercado laboral para centrarse con eficacia en fomentar la formación allí donde haya escasez.
Con información veraz, se pueden dar directrices para estudiar las carencias de profesiones que más necesita nuestra sociedad. La enseñanza, dentro de la libertad de cada cual, debiera estudiar lo que más salida tenga para el bien personal y el bien común.
También es obligación de los gobiernos promocionar la educación en todos los ámbitos de la sociedad para su desarrollo y hacer lo posible por retenerlos en bien del país una vez que se gastaron fondos públicos y privados de sus padres. No tiene sentido que nuestra gente preparada no sea empleada aquí, teniendo que emigrar y rendir para otros países. Hace muchos años que los gobiernos japoneses se dieron cuenta de que la solución de su futuro estaba en la educación y formación de su gente por carecer de materias primas.