os más corruptos son los que más acusan a los demás de serlo. Cuando uno se dedica a la política por vocación y afán de servir a la sociedad en la que vive, debes hacer renuncias que da el cargo.
Cuando tomé posición como alcalde empecé por eliminar ocasiones para evitar las tentaciones. No acepté una de las tres llaves de la caja fuerte que tenían cada uno de los 3 claveros, el secretario, tesorero y alcalde para abrir la caja fuerte. También rechacé una llave de las oficinas generales, todo por innecesarias. Pedí un certificado al secretario de que no acepté las llaves. También me empezaron a llegar empresarios acompañados de amigos míos y familiares que me comprometían para conseguir obras y servicios. Lo que me llevó a sacar las obras y servicios por subasta pública en sobres cerrados, lacrados y se adjudicaban a la oferta más baja.
Son los funcionarios responsables de la custodia de los expedientes y fondos públicos. Por eso no quise hacerme cargo de ese poder, dado que un alcalde tiene el poder de ver expedientes e inspeccionar todo.
¿Por qué tomé todas esas precauciones? Porque aunque seas honesto siempre habrá rivales que te desacrediten, como más tarde fui acusado de corrupción por la derecha con periódicos de partido y medios de comunicación a su servicio. Luego esos calumniadores me sucedieron en el cargo, buscaron y rebuscaron y no encontraron lo que no había. Pero los daños nunca son reparados porque parte de la ciudadanía le da más crédito a los bulos que a la verdad.
Cuando formé parte de los órganos de congresos del PSOE insistí en que el partido debía de crear una comisión de investigación interna para controlar los cargos del partido cuando se viera que de la nada en poco tiempo, pasaron al coche fantástico y patrimonio de difícil justificación. Pero Felipe y otros prefirieron enterarse de la corrupción por la prensa sin poner los medios para evitarla.
Sin embargo, tienen una Comisión mal llamada de garantías del militante, que de garantía no tiene nada, solo sirve a la dirección de turno para expulsar a los críticos de base, mientras algunos barones pueden criticar e infringir todos los artículos de los Estatutos sin que le pase nada. Se ve que no somos todos iguales ante los estatutos, ni la ley.
Hasta ahora los controles del Estado no descubrieron a los corruptos. Fueron los miembros de los partidos, que denunciaron allegados contratistas, especuladores de la mano de los Aldamas Koldos, Ábalos y Cerdáns, como si fueran los únicos corruptos de la historia democrática. La corrupción es el modus operandi de los amagos de los partidos allí donde gobiernan. No es el PP ni Felipe Gonzalez los que pueden dar lecciones de nada porque ganaron la champions League cuando gobernaron.
Ahí tenemos las tramas Gurtel que lo supimos gracias al concejal Luis Peñas del PP que denunció a sus compañeros, igual que otro del PP en Valencia que se declaró yonqui del dinero.
Ya al poco de la transición todos recordamos el caso Filesa del PSOE, y el caso Naxeiro que lo denunció gente interna de los partidos porque los controles del Estado no se enteraron.
A pesar de todo la democracia es el mejor antídoto contra la corrupción. Las dictaduras la ocultan y no se puede rechistar como ahora que se hace muchas veces alegremente.
La frase “el poder corrompe”, se le atribuye a Lord Acton, quien dijo; “El poder tiende a corromperse y el poder absoluto se corrompe absolutamente.