El ciudadano de a pie cada vez me recuerda más a los figurantes de películas de catástrofes: esos que miran al cielo con expresión entre asustada y transfigurada al ver acercarse la nave extraterrestre, el cometa, el dinosaurio gigante o el tsunami, paralizados, sin capacidad de huida, solo de mirar con los ojos como platos la tragedia que se cierne y de la que no parece haber escapatoria. Así estamos, mirando los sucesos y noticias diarias que se apelotonan en nuestra mente hasta formar un maremágnum indistinguible que hace que se nos olviden de un segundo a otro.
Estos días hemos asistido a una reunión de presidentes al modo camarote de los Hermanos Marx, unos con un pinganillo, otros con el beso de Judas, otra haciendo la cobra, un circo de tres pistas en el que no se resolvió nada al ciudadano de a pie, ese ser paralizado y de ojos aterrados, pero que sirvió para lanzar de nuevo el capote de las lenguas que es una distracción magnífica para que la gente deje de preocuparse por los temas que no funcionan enestenuestropaís y se dedique durante horas a comentar lo bonita que es la riqueza lingüística, lo listos que somos los que hablamos más de una lengua, lo buenos que somos y lo especiales que nos sentimos al haber recibido la llama del Espíritu Santo en forma de comunicación con los demás seres humanos en esta Babel interminable. Y mientras los pisos suben, los salarios bajan y los políticos se dedican a espiar y a espiarse en lugares de lenocinio y perversión, aquí nos tienen mareando la perdiz de los bailes regionales, las lenguas oficiales y si está más buena la morcilla de Burgos o la de Valencia. Lo gracioso es que estas discusiones bizantinas llevan años sin resolverse, porque si se resolvieran no habría capote justo cuando se acaba el fútbol, que es el gran catalizador social. Nos queda también el tenis, que es un deporte perfecto a la hora de mantener nuestra vista en la pantalla. Djokovic sigue jugando como un ángel aunque pierda, nuestro murciano pasa a la final y nos dejan unos minutos de distracción antes de que salga la nueva subida de pisos, de los tomates, del pollo o de la luz. Hablando de la luz, seguimos sin saber las causas del apagón, bueno, en realidad las sabemos pero no nos las dicen, es más importante que los presidentes de las comunidades contraten traductores para que haya representación simbólica (ni los romanos llegaron a tanto)y para tenernos a todos mirando llegar la nave espacial del planeta Pinganilla-3. Los mismos que luego se irán a comer y a beber viandas mientras hablan en el castellano en el original. Cosas de políticos. Leo que Paloma Lago ha denunciado a Alonso Villares, el conselleiro do Mar de la Xunta por sumisión química y presunta agresión sexual y cojo las palomitas virtuales, es todo un no parar en la vida de nuestros dirigentes que no nos dejan un minuto de calma, ni siquiera la pausa de la publicidad.
Mientras, aparece un informe en el que nuestre vieje conocide Imane Khelif resulta tener cromosomas XY, y además ahora se niega a hacer las pruebas para participar en las competiciones de boxeo porque considera son un atentando a su privacidad. Imane, Imane, que todos vimos cómo te paseaban a hombros como a los gladiadores romanos, vimos cómo esmagabas las caritas de las muchachas que se te enfrentaron en los Juegos. Vimos cosas. Pero recuerden, amigos: vivimos en una sociedad en la que puedes ver cosas, pero no puedes decirlas.