El PSOE ganó las elecciones generales 1982 (202 diputados nunca superados), y el Gobierno de España porque había entusiasmo en la militancia contagiando a la sociedad civil. Y también porque desde la dirección del PSOE se promovían jornadas formativas de cuadros y candidatos a las a las municipales de 1979, después de 40 años de dictadura. Gracias a la buena gestión de los gobiernos municipales del PSOE con la mayoría de ayuntamientos, ganó las elecciones generales en 1982 y sucesivos comicios generales más de 14 años. El desencanto político se debe a que la dirección del PSOE creyó que con los gobiernos centrales y no necesitaban las bases para ganar elecciones. Lo mismo ocurrió con los gobiernos municipales ensimismados con el poder local desmovilizaron las agrupaciones. Así los partidos no cumplen el artículo 6 de la Constitución para una mejor democracia. Los partidos políticos según la Constitución, deben ser el cauce de participación política de la ciudadanía. En vez de cumplir estas exigencias constitucionales, se limitaron a la política desde arriba. Abandonaron las jornadas formativas de los cuadros. Se dejó de publicar el semanario socialista, se cerró la actividad de la Fundación Pablo Iglesias que fomentaba las ideas democráticas, la escuela Jaime Vera que formaba en civismo. Hoy los militantes del partido no conocen, ni saben cómo se llaman sus diputados en los parlamentos provinciales, autonómicos y centrales. Eso demuestra que se olvidan de las bases están inactivas. El secretario general del PSOE, Felipe González, y vicesecretario, Alfonso Guerra, a la vez presidente y vicepresidente de los gobiernos desde 1982, se concluye que el poder tiende a derechizar olvidando su procedencia. Al poder le molesta la participación de las bases cuando gobiernan. Quieren dirigirlos desde arriba como quedó demostrado cuando propusieron a Joaquín Almunia a secretario general y las bases se rebelaron y eligieron a Borrel. Lo mismo pasó cuando propusieron a Bono y salió Zapatero. Se volvió a proponer desde arriba a Susana Díaz y salió secretario general Sánchez. Lo que demuestra que cuando se dirige el partido desde de arriba las bases van por otra ruta. Quieren que se limiten a pagar las cuotas, pegar carteles y votar como le indican. Ese proceder es más propio de la derecha que defiende desde arriba los privilegios de unos pocos y cuenta con más poderes fácticos que la izquierda.
Todo poder se derechiza, incluido el PSOE. Pero como partido de izquierdas tien el deber de impulsar la participación democrática de las bases dando ejemplo a la sociedad y gobernar con educación cívica, honestidad y trasparencia por el bien común. En los últimos años el PSOE cerró los ojos a los valores que históricamente propugna, la democracia horizontal y como no la hubo vino la corrupción, que desacreditó los aciertos que tuvieron sus gobiernos. La izquierda para sobrevivir tiene que gobernar para todos, y si quiere mantenerse debe hacerlo mejor que la derecha, que ganará las elecciones por incumplimiento de la izquierda. La derecha defiende a las doscientas familias más ricas de España, tal como dijo el periodista falangista Emilio Romero.
En los partidos quieren que manden unos pocos. Pretenden que las bases sean correas de transmisión sin participación, sin opinión, ni contradicción y votar como se lo indiquen hasta que se rebelen.