El Bar Castro cierra sus puertas tras más de siete décadas cautivando a Caldas

El Bar Castro cierra sus puertas tras más de siete décadas cautivando a Caldas
Manuela Castro (“Lela”) se jubila tras más de medio siglo de duro trabajo en el local | Gonzalo Salgado

Caldas dice adiós la próxima semana a uno de sus establecimientos hosteleros más emblemáticos. Y es que el Bar Restaurante Castro forma ya parte de la historia moderna de la villa termal. Con más de siete décadas de vida, este local nació en los años 50 de mano de los abuelos de Manuela Castro Magariños, más conocida como “Lela”, actual propietaria junto a su marido, José Aragunde Gago, y que empezó a trabajar en el local hace ya unos 52 años —tal y como recuerda— cuando lo gestionaban sus padres. “Toda unha vida” de la que se despedirá este viernes, 22 de marzo, por su bien merecida jubilación.


Se trata de un local familiar, que pasó de generación a generación: “Abrírono os meus avós, logo pasou aos meus tíos, aos meus pais e xa a min”. Muchos años de trayectoria que han sido sinónimos de muchos amigos, buen trato y, sobre todo, buena comida. Famosos son sus calamares, pero también la carne asada o el cocido, entre muchos otros platos. También lo es la lamprea cuando está de temporada, para la que habitualmente hacía falta pedido previo. Sin embargo, este año, reconoce Lela, “tivemos poucas” ante la escasez de capturas.

 

Lela barra Bar Castro Caldas
El establecimiento cerrará sus puertes el viernes 22 de marzo


Así, tras más de medio siglo de trabajo, dedicándose en cuerpo y alma a su querido Bar Castro, cerrará sus puertas la próxima semana ante la falta de relevo: “Os meus fillos dedicáronse a outra cousa”, explica, y los nietos “aínda son pequenos”, dice entre risas. Se despide, no obstante, con una mezcla de alivio y melancolía. Alivio por el merecido descanso que se abre en esta nueva época, pero aunque reconoce estar ya "cansada" también la invade la “pena” por despedirse de un establecimiento donde ha vivido infinidad de anécdotas e historias, donde —eso sí— priman los buenos recuerdos sobre los malos. Un local en el que ha visto crecer a su familia y en el que cuenta con clientes fijos de hace décadas que ya son amigos: “Algúns deles coñecinos cando aínda era una rapaciña e aínda seguen vindo”. Sin duda, uno de esos locales en el que los clientes, como sus dueños, también pasan de generación en generación; de abuelos a hijos y a nietos.


La clausura del establecimiento deja sin su tradicional lugar de reunión a numerosos caldenses que durante décadas hicieron de este local un punto de encuentro en pleno corazón del municipio, situado a la altura del número 10 de la Avenida Dolores Mosquera, y que ya forma parte de su historia. 

El Bar Castro cierra sus puertas tras más de siete décadas cautivando a Caldas

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