“La fama es peligrosa, no quiero caer en la adicción de que todo el mundo te diga que eres fantástico”

Varela vive el éxito sin obsesionarse, mientras dure. De hecho, no duda en rechazar un papel que profundice demasiado en el cliché de extranjero y de momento el instinto solo le ha fallado una vez. Para poder elegir está profundizando, cultivando también su faceta como productor (de hecho coproduce la tercera entrega de “Snabba”) y guionista. Su regla de oro para aceptar un papel es que se cumpla uno de estos tres requisitos: un director magnífico, un buen guion o, por lo menos, que “paquen bien”. Una vez dentro da el cien por cien. Así, para interpretar a Jorge, un chileno adicto a la cocaína, adelgazó 14 kilos y estudió expresiones chilenas durante dos meses todos los días. Y es que es un enamorado de la actuación aunque la fama no le ciega y prefiere a sus amigos de toda la vida.

 

La fama tiene un precio. Será difícil mantener su privacidad.

No se puede tener todo. Sabía que tras la primera “Snabba Cash” mi vida cambiaría y tras la serie Arne Dahl, aumentó la fama. En cuatro años he hecho 16 películas y, o te han visto o te han visto. Pero la fama es peligrosa y no quiero caer en la adicción de que todo el mundo te diga que eres fantástico, porque el día que no te lo digan... No voy a estrenos, ni me muevo con gente de la farándula, sigo con mis amigos de toda la vida. La gente me respeta porque opina que soy bueno en lo que hago (espero que sea verdad). Y los fans te respetan más cuando haces papeles de “malo”, como los míos. El tipo de gente que se me acerca es una chica guapa o los típicos malotes.

 

Sus papeles más destacados son interpretando a personajes de rasgos latinos. ¿No teme encasillarse?

Étnicamente estoy algo encasillado pero hay diversidad temática en la dedicación de mis personajes. Desde el rey en Los Borgia, en “Snabba”, narcotraficante y en la última de poli.

 

¿Le gustaría trabajar con a algún director español?

Muchísimo. Me hace más ilusión que trabajar en Estados Unidos y por ejemplo con Amenabar, es uno de los mejores del mundo. Aquí (España) hay muy buenos actores. Jordi Mollá me ha fastidiado un par de papeles internacionales a los que también aspiraba.

 

¿Ve su retiro en la capital del albariño?

Sí. No sé cuándo pero me veo aquí.

 

¿Aún con la crisis que padece el país? ¿Los suecos creen que vamos a la quiebra?

Sinceramente sí y yo también. Me duele decirlo pero creo que debe cambiar la mentalidad de la gente, empezar a pensar de manera más colectiva, aquí cada uno que se arregle, es un deporte no pagar impuestos a Hacienda e incluso se presume. Allí se hará pero no se alardea. Respetan más o menos las leyes y ahora que me estoy haciendo un poco más adulto, veo que aunque sean un poco sosos su manera de vivir es de no perjudicar a la sociedad.

 

¿Le teme a algo?

A la muerte y siempre he tenido el temor de desaparecer sin dejar huella pero, bueno, las películas que he hecho quedarán ahí y eso me apacigua. Y he estado cerca un par de veces.

 

¿Qué ha hecho para estar cerca de la muerte?

En mi viajes, algún accidente.

 

Pues parece muy atrevido

Siempre he sido muy inquieto. Ya de pequeño aquí, en Cambados era un trol de la plazoleta. Que le pregunten a los amigos de mis padres.

 

“La fama es peligrosa, no quiero caer en la adicción de que todo el mundo te diga que eres fantástico”

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