La mafia del lume es casi un contiño

El fiscal delegado de Medio Ambiente en Galicia, Álvaro García, no está muy por la labor de considerar que haya una trama organizada detrás de las vagas de lumes. Ya lo había dicho en su momento, aunque entonces puntualizó: “Al menos, de acuerdo con el estado actual de las investigaciones”, matiz muy importante, pues servía para preparar el terreno por si en el futuro tenía que denunciar la existencia de una legión de pirómanos, armados con un chisqueiro y un tetrabrick lleno de gasolina de la refinería de A Coruña, que corrían polo monte adiante –como si fueran sardinas, ¿o liebres?– prendiendo fuego a las zonas en donde proliferan los eucaliptos. Ahora, con la investigación ya más avanzada, concluye que solo el 3 o el 4% de los incendios se provocan para “hacer el mal”. Deducción lógica, pues parece complicado que exista una mafia de la llama cuando entre los detenidos hay, por ejemplo, un tío que asaba chorizos o una septuagenaria.

La mafia del lume es casi un contiño

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