Arabia Saudí lo tiene muy claro: Si a un miembro de la familia real se le va la malo y manda matar a un periodista que era un auténtico incordio por sus constantes críticas, pues se hace, y punto. Si luego el mundo entero se entera, pues se niega. Y cuando ya no se puede desmentir más ante la evidencia de las pruebas existentes, pues se monta un juicio ad hoc, se condena a cinco personas a la pena de muerte, se libra de culpa a todos los que sean de familia importante y asunto arreglado. El problema es que esta vez parece que no cuela... FOTO: Un hombre protesta portando una imagen de Jamal Khashoggi | aec