La política y el clima

hacemos bien en ocuparnos del futuro del planeta y de eso trata la Cumbre del clima que se celebra en Madrid. Negar que el clima está cambiando y que el factor que determina los cambios está relacionado con las emisiones de gases contaminantes es tanto como negar que la Tierra es redonda. Quienes por razones políticas y económicas niegan esta realidad lastran las conclusiones de este tipo de cumbres.

Hay que ser realistas: la ausencia en Madrid de dignatarios de los países que más contaminan -China, Estados Unidos, Rusia y Brasil- sin restar interés al encuentro, le resta eficacia porque sin ellos cualquier propuesta puede quedar en humo. Tampoco parece solución que entre aquellos países que admiten que hay que tomar medidas para cambiar el modelo industrial que depende los combustibles fósiles algunos participen en el llamado mercado de carbono comprando cuotas de emisión de gases a países subdesarrollados para seguir ellos con sus industrias contaminantes. En este asunto es más fácil el diagnóstico que la solución al problema. Pero el sólo hecho de aceptarlo ya es un dar un paso en la dirección correcta. Y algunas medidas que se anuncian abonan la esperanza. Por citar una: a partir de 2021 el Banco Europeo de Inversiones detendrá la financiación de las inversiones de petróleo, gas y carbón. Es un paso en línea con la descarbonización de la economía.

Lo peor que ha podido pasar en relación con el problema del cambio del clima es que haya sido convertido en ideología porque ha generado una reacción que niega la realidad. En aquellos países en los que los partidos “verdes” consiguen representación parlamentaria se ponen en marcha políticas ecologistas defensoras del medio ambiente. Allí donde no hay diputados verdes es donde grupos ecologistas radicales han creado un relato apocalíptico que, como todo exceso, se resuelve estéril.

Los hechos que abonan la evidencia del cambio climático: el deshielo de los polos, el incremento de la contaminación, la subida del nivel del mar no deberían ser puestos en duda. Cosa diferente es conciliar las medidas a tomar para paliar el problema con los grandes cambios que habrá que introducir el nuestro modelo productivo actual. Cambios que pueden acarrear el cierre de industrias que a la sazón generan millones de puestos de trabajo. Habrá que dar pasos pero que no estén guiados por la demagogia de ciertos políticos que se han hecho ecologistas de la noche a la mañana porque está de moda y garantiza salir en los informativos de las televisiones. Y no estoy señalando a nadie.

La política y el clima

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