¿Por dónde van las bicis?

Ahora existe un carril-bici polémico, pero poca actividad se aprecia en él, salvo en contadas ocasiones de buen tiempo. Aún con eso los ciclistas van a su aire y por donde les apetece. Pese a tener su propio carril siguen usando las aceras con total libertad, sin respetar las señales de tráfico y menos a los sufridos peatones, que tienen que evitarlos, para ser en muchos casos arrollados . A ello hay que sumar los patines eléctricos, que alcanzan buena velocidad y los responsables municipales no ponen orden en este caos circulatorio de la ciudad.

Los ciclistas no pueden ser unos desafectos o imberbes sobre ruedas que hacen lo que les apetece por falta de rigor y control sobre sus actos. Da lo mismo que la acera sea estrecha o ancha, es igual que haya una obra en su recorrido, ellos van a lo suyo y que se aparten los viandantes; suben y bajan de las aceras a ritmo vertiginoso en muchos casos, pero ya no son solo las aceras y el peligro que conlleva para el peatón en sí. Sino que en muchos casos se pegan a la salida de los portales pasando como flechas. Si hasta ahora no hubo un atropello de graves consecuencias es quizá un milagro providencial, pero a este paso si no se toman las medidas oportunas, todo llegará y después será tarde para el remedio, pero a buen seguro que se pondrá.

Cuando acontece un atropello de un ciclista es un hecho lamentable que no debería ocurrir, pero la imprudencia en la falta de observación en las normas de tráfico y sus señales, que indican la prudencia que se debe tener por todos los que se suben a un vehículo, sea del tipo que sea, son para tenerlas presentes y sobre todo cumplirlas convenientemente por la seguridad de toda persona, tanto sea esta peatón como ciclista o automovilista. Una vez puesto en marcha, la responsabilidad de cada uno tiene que ser total.

El polémico carril-bici no cumple las expectativas; además no es continuo, sino que se realizó a trozos y se achicaron las calzadas. Se eliminaron numerosas plazas de aparcamiento y se complicó el tráfico en la ciudad. Al parecer el carril-bici existente no es como querían los ciclistas, que desean una vía, solo para ellos, que abarque toda la ciudad; da lo mismo las calles que sean, es igual que sean anchas, estrechas o peatonales, todo les vale, en lugar de convivir con el tráfico rodado, como en otras partes. Y esto abarca a todos los artilugios eléctricos de nuevo cuño que pululan por nuestra ciudad a todo tren, como si fuesen a batir un récord de velocidad. Ver venir un patinete de frente, le hace a uno que le entre un sudor frío por el cuerpo, dada la velocidad que lleva sobre sus dos ruedas.

Y no digamos de las cabriolas sobre dos ruedas que muchos jóvenes sin rubor alguno hacen sobre su bici, tanto en la acera como en la calzada o una zona peatonal, con numerosa gente pululando en su andar y el tráfico rodado en circulación. Esto es consecuencia de la falta de rigor de la Policía Local, de no controlar y de otros desmanes.

¿Por dónde van las bicis?

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