sta derecha sigue en las antípodas de la política desesperados por el poder, no es equiparable a la derecha europea, más bien se está pareciendo a la ultraderecha. Cuando están en la oposición hacen imposible el diálogo que debe presidir la democracia. La justicia está ahí para defender la Constitución y demás derechos que de ella emanan; el poder coercitivo del Estado está en manos del Gobierno también, ¿luego que daño hace hablar con los separatistas? Todos los expresidentes, Felipe González. Aznar, Zapatero han dialogado con los terroristas violentos de ETA, y Rajoy con los separatistas por medio de Arriola y Soraya abriendo un despacho en Cataluña, y, ¿por qué Sánchez no puede hacer lo mismo?
Los separatistas crecieron con el Gobierno del PP presidido por Rajoy pasando de 15 a un 47 % para ganar votos a costa de confrontar con ellos. Pusieron mesas en la calles recogiendo firmas a modo de propaganda partidaria, recurrieron al Constitucional el Estatuto salido del referendo en Cataluña, a pesar del cepillado que le dio el Parlamento español como dijo Alfonso Guerra en su día. Luego el Gobierno del PP dejó que los separatistas propagaran su relato secesionista a sus anchas sin ser capaz de rebatir sus mentiras como la famosa frase, España nos roba, hasta que vino Borrell con su libro esclarecedor y demostró que no. No volvieron a repetirlo.
Mientras esta derecha no entienda que la democracia y la defensa del Estado consiste en dialogar, prefiere volver con las mismas políticas de cuando perdimos Cuba, Filipinas, Puerto Rico, el Sáhara y todo lo perdible y ahora se empeñan en perder Cataluña para desintegrar. Les interesa el poder político a costa de la confraternidad entre españoles y la cohesión entre los distintos pueblos que integran nuestra querida España.
Ahora vuelven a las andadas sacando a la gente a la calle porque un Gobierno está buscando una solución a un asunto que se encuentra en un callejón sin salida. Al margen de la justicia, existe la política, ambas son compatibles porque en un Estado de Derecho frente al delito se aplica la ley, pero la palabra y la discusión entre diferentes no puede ceder ante quienes únicamente piden sumisión.
La derecha política españolista se viste de gala para pasear por Colón la bandera que de todos; se han empeñado en hacer que en Cataluña la mitad de su población que no encuentra su encaje en España se convierta en tres cuartas partes y entonces la unidad política de nuestro país tal y como la conocemos será una quimera, porque habrá conseguido la desafección de la inmensa mayoría de su población y para ese día sólo le quedará el argumento de las armas, la coacción y el perfume del rancio patriotismo. Que nadie interprete que estoy con los separatistas, al contrario, los españoles tenemos derecho a decidir sobre Cataluña, los mismos que los catalanes sobre el resto de España tal como lo vinieron haciendo hasta ahora.