El merecido declive del PP

a convención del PP en Sevilla se convirtió en acto de apoyo sin fisuras a la honesta Cristina Cifuentes. Aquí en Galicia sin acto tan solemne Podemos también apoya a Paula Quinteiro  para que no dimita de diputada. Ambos partidos desde distintas proclamadas ideologías enfrentadas  se apiñan en lo mismo. La solidaridad mal entendida perjudica la democracia y el interés general. Los políticos no están para servirse del poder están para resolver los problemas de los ciudadanos a quien se deben, lo mismo que los médicos para curar las enfermedades. Esta clase de políticos emponzoñan las instituciones públicas, y la convivencia. Cifuentes, que se presentó como el azote contra la corrupción, mientras ella hizo lo contrario y viene defender lo indefendible con cara de risa, después de que la propia universidad negara todo lo que ella afirma con papeles que no vienen al caso, pero a pesar de todo se aferra al cargo con el apoyo de su partido. No es de recibo que ningún político que tiene la misión de cumplir las leyes consiga un máster sin ganarlo como todo hijo de vecino. 
Por desgracia se viene usando el poder del pueblo para uso propio. Másteres, condecoraciones, cursos de formación, subvenciones a quien no las merece, con amaños para amiguitos, son fuente de corrupción tal como se está comprobando. No es la excepción que confirma la regla, se da en nuestras instituciones formalmente democráticas que los gobiernos aprovechan el poder para acapararlo todo para su partido y sus partidarios haciendo clientelismo y enriquecimiento injusto neutralizando los órganos de control en beneficio propio, a costa de los fondos públicos para el bien común tal como establecen las normas.
En primer lugar los culpables son los destinatarios de esos favores y políticos que gobiernan, y en segundo lugar la justicia que no es capaz de defender la corrupción que destruye la democracia, y cuando lo hace queda en aguas de borrajas. Unos dicen que es por falta de medios y otros dicen que es por intromisión del poder político y económico en la justicia. Tenemos muchas pruebas de supuesta corrupción sin aclarar. Hace años que en la Asociación de Empresarios de Galicia se descubrió un fraude de más de mil millones en cursos de formación, tal como reflejaron los medios de comunicación,  pero ha pasado más de una década sin que la justicia se haya pronunciado al respecto. Hubo muchos más casos denunciados por otras empresas según los medios de comunicación pero tampoco al día de hoy sabemos nada. La idea de la formación y educación es buena pero la falta de control efectivo da al trasto y se convierte en fraude de ley sin alcanzar los objetivos normativos, tal como están montados los chiringuitos no le interesa que funcionen con honestidad y eficacia por parte de los partidarios gobernantes en las  instituciones creándose una competencia desleal con los que cumplen la legalidad con eficacia.
Todo esto seguirá gobierne quien gobierne mientras no haya transparencia y una verdadera separación de poderes para evitar los abusos del poder que lo apresan todo eliminando a todos los contrapoderes tan necesarios en una sociedad democrática eficaz.

El merecido declive del PP

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