Franco aún tiene “baraka” y seguidores

Franco siempre le acompañó la suerte incluso después de muerto porque en otros lugares donde hubo dictadura no tuvieron estas consideraciones con los dictadores como aquí. Tantas vueltas para sacarlo del medio de sus víctimas en el Valle de los Caídos patrimonio del Estado para llevarlo a otro patrimonio del Estado, el Pardo donde están enterrados su esposa y destacados ministros de la dictadura. Nuestro Estado no es tan generoso con las víctimas que lucharon por la España de todos que aún están en las cunetas sin identificar. Suerte traducido al árabe es “baraka”, donde Franco hizo carrera y preparó el golpe de Estado con la ayuda de su amigo Mizzian el Moro reclutando a los moros para la guerra de Marruecos. Le temían a ambos en la creencia de que poseían misterios mezclados con temor que poseían dones de otros mundos, incluso les hizo creer que si murieran en la guerra civil de españoles contra españoles resucitarían en Marruecos. Confiaba tanto en los indígenas por su bravura en la lucha y su lealtad que los tuvo a su lado como la Guardia Mora que le protegía y brillaba en todos los actos oficiales allí a donde fuere. Los seguidores de Franco ya vemos lo mal que llevan las leyes en democracia que hasta desobedecen al Tribunal Supremo.
Ascendió a generales a los más brutos como Millán Astray, y Mizzian el Moro, que estuvo en Galicia de jefe de la Octava Región Militar, entre otros destinos de máxima importancia. Al independizarse Marruecos Hassan le pidió que fuera a organizar el nuevo ejército marroquí y Franco le mantuvo el sueldo durante años y cuando el Consejo Militar se le quiso sacar por ausencia de servicios, Franco se lo impidió. Así de honesto era Franco y así trataba a los que le ayudaron a ganar la guerra incivil iniciada para restaurar el orden y la monarquía y luego los compañeros generales que quisieron cumplir fueron anulados como el general Aranda, Kindelán, entre otros, pero se quedó con todo hasta que murió en la cama. Hace falta ser muy cruel para subir y mantenerse hasta el final.
Mizzian lo tenía amarrado por alguna razón que no sabemos porque no actuó así cuando el hijo de su ministro de Exteriores Martín Artajo se casó con la hija de Mizzian en secreto contra la voluntad de su padre. Y después de años sin hablarse llamó a su hija a Marruecos para hacer las paces y la secuestró y la obligó a casarse con un musulman. No hizo caso al hijo de su ministro cuando le pidió que intercediera.
Conociendo esta historia real, los males de nuestra insuficiente democracia, la gente de paz y responsable coge más valor la misma, al saber la importancia de ser libres para criticar y cambiar gobiernos tantas veces como sea necesario.

Franco aún tiene “baraka” y seguidores

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